Con una emotiva ceremonia en el Salón Dorado, la Ciudad conmemoró el centenario del ballet, la orquesta y el coro estables del Teatro Colón, piezas fundamentales de la identidad cultural argentina. Se presentó un libro que recorre su legado artístico.
En un evento que combinó historia, emoción y visión de futuro, el Gobierno de la Ciudad celebró los primeros cien años de los Elencos Estables del Teatro Colón. El ballet, el coro y la orquesta fueron homenajeados como los pilares que convirtieron a este ícono porteño en un emblema mundial del arte y la cultura. El homenaje incluyó la presentación de un libro que resume un siglo de pasión y compromiso artístico.
“Este es un momento histórico. Hay muy pocas instituciones en la Argentina que lleguen a los 100 años con este nivel de vigencia, prestigio y proyección internacional. El Teatro Colón representa una verdadera política de Estado”, expresó el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, en medio de una sala colmada de referentes culturales, funcionarios, diplomáticos, empresarios y artistas.
Ese salón dorado que parece suspendido en el tiempo, donde las paredes respiran historia y los techos reverberan ecos de siglos de música. Fui testigo de una celebración que no fue solo institucional: fue emocional, humana, profundamente argentina.
El acto oficial se desarrolló en el Salón Dorado del Teatro Colón, donde más de 150 invitados se reunieron para rendir homenaje a los tres cuerpos artísticos que desde 1925 transformaron a este coliseo en una maquinaria cultural de precisión y belleza.
Y es que antes de eso, desde su inauguración en 1908, el Teatro Colón era un continente majestuoso que dependía exclusivamente del talento internacional. Fue recién en 1925 cuando se dio el paso decisivo: se crearon los Elencos Estables —el ballet, la orquesta y el coro—, que desde entonces no solo acompañan a las grandes figuras, sino que son protagonistas de temporadas inolvidables.
Algunos datos ayudan a comprender el valor de lo que se celebró:
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El Teatro Colón es considerado uno de los cinco mejores teatros líricos del mundo.
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Cada año participan más de 300 artistas estables en una programación de excelencia.
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La orquesta estable, dirigida por batutas legendarias, ha interpretado desde Wagner hasta compositores contemporáneos.
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El ballet es semillero de figuras internacionales, y con la incorporación de Julio Bocca como su nuevo director, renueva su vocación de vanguardia.
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El coro, con una potencia vocal y cohesión elogiadas en el mundo, sostiene una tradición coral única en América Latina.
Durante la ceremonia se presentó un libro publicado por el sello editorial del propio teatro, relanzado recientemente. Fue posible gracias al aporte de recursos privados y se propone como una obra que no solo documenta, sino que celebra, agradece y proyecta.
“El aniversario de los Elencos Estables es motivo de orgullo para todos los porteños y un símbolo de lo que somos capaces de sostener y hacer crecer cuando hay una decisión firme y sostenida en el tiempo”, enfatizó Jorge Macri, acompañado por la ministra de Cultura Gabriela Ricardes, el jefe de Gabinete Gabriel Sánchez Zinny, el ministro de Desarrollo Económico Hernán Lombardi y el director general del Colón, Gerardo Grieco.
Pero si hay una frase que se quedó resonando en el aire fue esta: “Lo más importante que tiene esta Ciudad es su gente y lo más importante que tiene este teatro son sus artistas”. En tiempos de vértigo y ansiedad, detenerse a reconocer el valor de quienes entregan su vida al arte es una forma de resistencia, de afirmación cultural, de futuro.
También hubo un mensaje claro: la cultura no se improvisa. Se construye con visión, continuidad y pasión. El Colón es eso: una usina donde el talento se forma, se pule y se despliega para que cada función sea única.
Gabriela Ricardes, ministra de Cultura, sintetizó ese espíritu con contundencia: “No hay otro teatro como el Colón: por su historia, por su excelencia y por la fuerza de quienes lo sostienen cada día. La orquesta, el ballet y el coro no solo preservan una tradición, sino que renuevan, función tras función, el vínculo entre lo público y lo extraordinario”.
Es difícil exagerar lo que significa este aniversario. Porque un país que celebra a sus artistas también celebra su identidad. Y un Estado que decide invertir, cuidar y fortalecer sus espacios de excelencia cultural está construyendo algo más grande: una ciudadanía sensible, crítica, orgullosa de su legado.
Cien años no se cumplen todos los días. Y en el caso de los Elencos Estables del Colón, no se celebran solo con aplausos: se celebran con el compromiso de seguir apostando por el arte como política pública. Porque donde hay cultura viva, hay futuro.
