
Con una propuesta que combina lo mejor del diseño independiente y la cocina del mundo, este fin de semana Caballito se transforma en el epicentro de los sabores y la creatividad: llega la esperada feria gastronómica y de diseño al Parque Rivadavia, con entrada libre, actividades para todas las edades y una invitación a recorrer culturas a través de los sentidos.
Queremos que los vecinos disfruten de un paseo diferente, con comida típica, propuestas artesanales y emprendimientos que apuestan al trabajo local y al encuentro multicultural, explicaron desde la organización del evento, que ya es un clásico en distintos barrios porteños.
La Feria de Diseño y Gastronomía vuelve con una edición cargada de aromas, colores y creatividad este sábado 21 y domingo 22 de junio, en el corazón de Caballito, más precisamente en el tradicional Parque Rivadavia, ubicado sobre la avenida Rivadavia al 4950.
La cita será de 11 a 19 horas y contará con entrada libre y gratuita. Como es habitual, la realización del evento dependerá del clima y se suspenderá en caso de lluvia.
Esta feria itinerante, que se repite en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires, reúne a decenas de emprendimientos locales que apuestan a la producción artesanal y a una propuesta gastronómica de fuerte impronta internacional.
En esta edición, los asistentes podrán deleitarse con un menú tan amplio como sabroso: desde crepes dulces y salados de estilo francés, hasta hamburguesas y papas ahumadas al mejor estilo estadounidense, pasando por platos típicos de Venezuela, Colombia y Haití, sin dejar de lado los clásicos argentinos como las picadas con salame y queso, o los infaltables alfajores artesanales y las frutillas con crema.
Por el lado del diseño, habrá una nutrida oferta de indumentaria para mujeres y niños, bijouterie en acero quirúrgico y resina, marroquinería artesanal, correas y accesorios para mascotas, cosmética natural (incluyendo jabones y velas aromáticas), muñecos y títeres de peluche, papelería, agendas, decoración en cerámica y objetos sublimados, además de productos ecológicos pensados para un consumo responsable.
Este tipo de ferias se han transformado en espacios clave para el desarrollo de la economía popular, el turismo barrial y la revalorización de los espacios públicos.
En diálogo con este medio, Marcela, una de las emprendedoras que participa del evento desde hace cinco años, comentó: “Gracias a estas ferias, muchas de nosotras pudimos salir adelante, generar nuestros propios ingresos y acercarnos al público con productos que hacemos con nuestras manos, desde la cosmética natural hasta los accesorios”.
La propuesta multicultural también permite que se visibilicen las costumbres de diferentes comunidades migrantes que hoy forman parte del entramado social porteño. “No solo se trata de vender comida: es una forma de contar quiénes somos, de compartir nuestras raíces”, señaló Jorge, cocinero haitiano radicado en Argentina desde hace más de una década.
Además de la variada oferta gastronómica y de diseño, la feria suele incluir shows en vivo, talleres para niños y actividades recreativas que convierten al evento en una verdadera salida familiar.
Aunque estas actividades pueden variar según la edición, es común ver artistas callejeros, músicos emergentes o incluso pequeñas obras de títeres o cuentacuentos pensadas para los más chicos.
Este tipo de eventos tienen también una función social que no debe pasarse por alto: generan redes entre emprendedores, fomentan el consumo consciente y ofrecen una alternativa de esparcimiento accesible para los vecinos de la Ciudad.
En un contexto económico desafiante, las ferias se consolidan como una vidriera directa entre productores y consumidores, sin intermediarios ni grandes estructuras detrás.
Por otro lado, el entorno del Parque Rivadavia, con sus árboles centenarios, sus puestos de libros usados y su espíritu barrial, funciona como marco ideal para esta propuesta.
Muchos de los feriantes coinciden en que este parque “tiene alma”, y que ese espíritu se transmite a quienes lo visitan. “Hay algo muy especial en poder mostrar tu trabajo en un lugar así, en contacto con la gente, al aire libre, y con una energía positiva que se contagia”, remarcó Daniela, diseñadora de bijou.
Vale destacar que este tipo de ferias no solo ofrecen productos, sino que también promueven valores como el respeto al trabajo artesanal, la identidad cultural, la sustentabilidad y el intercambio comunitario.
En tiempos donde el consumo está muchas veces mediado por plataformas impersonales, estos espacios recuperan el cara a cara, la conversación entre vendedor y cliente, la historia que hay detrás de cada objeto o receta.
Este fin de semana, Parque Rivadavia no será solo un paseo más por la Ciudad. Será una invitación a descubrir nuevos sabores, a apoyar a quienes emprenden con pasión, a caminar entre puestos llenos de color y aroma, y a celebrar la diversidad cultural que late en cada rincón de Buenos Aires.