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Curso gratuito de agricultura urbana en el sur de la Ciudad

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En una Ciudad donde el cemento y el ruido suelen imponerse, un grupo de personas se reúne cada viernes por la mañana para sembrar una realidad distinta: la de una Buenos Aires más verde, sustentable y comprometida.

La Dirección de Control Ambiental abrió la convocatoria a su programa de voluntariado gratuito en agricultura urbana, orientado a mayores de 18 años, que se realiza todas las semanas en el Centro de Información y Formación Ambiental (CIFA), ubicado en Villa Soldati.

“Nos mueve la convicción de que producir alimentos de forma sustentable es una herramienta de transformación social”, expresan desde el organismo. Y agregan: “Cada jornada es una oportunidad de aprender, compartir y, sobre todo, contribuir con quienes más lo necesitan”.

El programa no sólo promueve prácticas agrícolas ecológicas, sino que también fortalece lazos comunitarios a través del trabajo colaborativo.

El CIFA, ubicado en Paseo Islas Malvinas 1439, en plena Comuna 8, se convirtió en un epicentro de aprendizaje y acción ambiental.

Su propuesta de voluntariado combina capacitación teórica, prácticas de cultivo en tierra y sistemas hidropónicos, y una misión solidaria: una parte de la producción se reparte entre los participantes, y otra se destina a comedores sociales de la zona.

Los encuentros se realizan todos los viernes de 9 a 12 horas. En cada jornada se brinda una charla formativa sobre temáticas vinculadas a la producción agroecológica: compostaje, control biológico de plagas, diseño de huertas urbanas, y sistemas de cultivo sin suelo, entre otros.

Luego, los voluntarios participan en la siembra, cuidado y cosecha en una huerta de 400 metros cuadrados y en 300 metros lineales de hidroponía.

“El trabajo en la tierra nos conecta con lo esencial. Es increíble cómo una mañana en la huerta puede cambiarte el día”, cuenta Florencia, una vecina del barrio que se sumó al voluntariado hace tres meses y ya no se lo pierde. “No sólo aprendés, sino que sabés que lo que hacés tiene un impacto directo en la vida de otras personas”, agrega.

Este modelo de formación práctica es parte de una política más amplia que impulsa la Ciudad para fomentar el compromiso ambiental y el desarrollo de habilidades sustentables entre los ciudadanos.

Desde su creación, el CIFA se posicionó como un espacio clave para la capacitación en temas ecológicos, con foco en energías renovables, reciclado, biodiversidad y, en este caso, agricultura urbana.

Además, el centro ofrece visitas guiadas para escuelas, capacitaciones docentes y talleres abiertos a la comunidad, todos gratuitos.

La idea es que quienes participan en estas experiencias luego repliquen el conocimiento en sus hogares, escuelas, clubes o centros comunitarios. “La agroecología no es sólo una técnica de producción, es una filosofía de vida”, aseguran desde el equipo coordinador.

Participar del voluntariado no requiere experiencia previa. Sí se recomienda llevar botella recargable con agua, calzado cómodo, sombrero, protector solar y repelente de insectos. Las actividades se suspenden en caso de lluvia, ya que todas se desarrollan al aire libre.

La iniciativa forma parte del plan de agricultura urbana que se viene desarrollando en distintos puntos de la Ciudad.

De hecho, existen más de 100 espacios verdes comunitarios con huertas activas en CABA, muchas de ellas impulsadas por vecinos y organizaciones barriales.

Esta red de huertas no solo contribuye a la soberanía alimentaria local, sino que además ofrece soluciones concretas frente al cambio climático, promueve la biodiversidad urbana y crea oportunidades de integración social.

“El voluntariado en el CIFA nos demuestra que cualquiera puede aportar desde su lugar. No hace falta tener un campo o ser ingeniero agrónomo.

Basta con tener ganas, compromiso y un par de manos dispuestas a sembrar”, señala Manuel, ingeniero ambiental y uno de los talleristas del centro.

La propuesta busca acercar a más personas al universo de la producción de alimentos en la ciudad, con una mirada solidaria y sustentable.

Los comedores sociales que reciben parte de la cosecha dependen muchas veces de la colaboración de instituciones y vecinos, por eso este tipo de acciones resultan vitales en un contexto socioeconómico tan desigual como el actual.

“Los voluntarios no sólo siembran verduras: siembran conciencia, valores y esperanza”, sintetiza Gabriela, coordinadora del área de Agricultura Urbana del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana.

La idea es que cada semilla plantada en el CIFA también germine en nuevos proyectos y multiplicadores en distintos rincones de la ciudad.