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Desvalijan un departamento en el barrio de Palermo sin forzar la puerta

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Un robo ejecutado con precisión quirúrgica sacudió al barrio de Palermo Hollywood y dejó a una familia perpleja, desprotegida y sin respuestas.

Un departamento en un lujoso edificio de esa zona fue completamente saqueado mientras su propietaria se encontraba de viaje, y lo más desconcertante: los ladrones ingresaron sin forzar la cerradura, burlando toda medida de seguridad y sin que nadie advirtiera movimientos sospechosos.

“Sabían que no estaba mi mamá, sabían dónde buscar y sabían cómo entrar. Esto no fue un robo al azar. Fue algo preparado, con información precisa”, expresó Juan Pablo, hijo de la víctima, en un contundente testimonio ante los medios.

El caso, cargado de incógnitas, pone en duda los sistemas de seguridad de los edificios premium porteños y reabre el debate sobre la confianza ciega en la tecnología sin el debido control humano.

El golpe silencioso

El viernes 18 de julio, Juan Pablo recibió un llamado desde la administración del complejo “Live Hotel” —ubicado en Nicaragua 6045, pleno Palermo Hollywood— informándole que algo no andaba bien en el departamento de su madre.

Al llegar, se encontró con un panorama devastador: cajones abiertos, habitaciones dadas vuelta y todos los objetos de valor sustraídos. “Rompieron la caja fuerte, se llevaron tecnología, electrodomésticos, joyas, ropa de marca. Vacío. Fue como si hubieran tenido todo el tiempo del mundo”, describió el joven, aún visiblemente impactado.

Pero lo que más desconcierta es que la puerta no estaba forzada ni presentaba signos de violencia. La cerradura de seguridad, de esas que se traban solas al cerrarse, estaba intacta.

El hecho de que no se haya utilizado la fuerza para ingresar alimenta una hipótesis tan temida como difícil de probar: los delincuentes habrían contado con una llave, o una copia, o incluso con acceso a los sistemas electrónicos del edificio.

¿Falló la seguridad de lujo?

El edificio en cuestión cuenta con todos los elementos de un complejo de alta gama: cámaras en cada pasillo, tarjetas magnéticas para el acceso, seguridad privada 24/7, portería y control de visitas. Sin embargo, nada de eso sirvió para prevenir el robo ni para alertar a tiempo sobre la presencia de intrusos.

“Estamos esperando que la administración nos entregue los registros de las cámaras. Necesitamos saber quién entró, a qué hora y con qué”, apuntó Juan Pablo, que ya presentó la denuncia formal en la comisaría y contrató abogados para exigir el material fílmico.

Los investigadores coinciden en que el golpe fue planificado. Se trató de delincuentes con información privilegiada, que sabían que la propietaria no se encontraba en el país y que tenían conocimiento del inmueble y del sistema de seguridad.

Incluso manipularon instalaciones eléctricas internas del departamento para acceder a ciertos dispositivos sin dejar rastros de violencia.

La posibilidad de que exista complicidad por parte de personal del edificio o del propio consorcio está latente en cada paso de la investigación.

Si bien la familia de la víctima aseguró que no tienen conflictos personales ni sospechan de nadie cercano, el hecho de que se haya ingresado con una llave sin ser detectados siembra dudas. “O alguien facilitó el acceso, o alguien filtró datos. Pero esto no es una entradera común”, subrayó Juan Pablo.

Lo que hace aún más inquietante este caso es que no hubo ruidos, ni testigos, ni movimientos sospechosos detectados por los encargados. Nadie vio a nadie entrar o salir cargando objetos voluminosos. “Se llevaron televisores, equipos de audio grandes. ¿Cómo hicieron? ¿Por qué nadie los vio? Es inentendible”, se preguntó con impotencia el denunciante.

Este caso vuelve a poner en evidencia una preocupación creciente entre los habitantes de edificios de categoría en la Ciudad de Buenos Aires: ¿realmente funcionan los sistemas de seguridad?

En edificios donde las expensas incluyen vigilancia privada, mantenimiento de cámaras, tarjetas de acceso y puertas blindadas, los propietarios esperan un estándar de protección mucho mayor.

Sin embargo, este tipo de hechos muestra que, sin controles adecuados, sin protocolos rigurosos y sin una administración transparente, la tecnología por sí sola no alcanza.

Además, plantea un problema grave para las personas mayores que viven solas o viajan seguido: son blancos ideales para robos planeados a largo plazo.

La familia continúa esperando una respuesta concreta por parte de la administración del edificio, que hasta ahora no entregó el registro completo de cámaras.

“Queremos saber qué pasó, cómo entraron y por qué nadie lo notó. Acá hay responsabilidad compartida”, insistió Juan Pablo.

La investigación sigue abierta, y no se descarta que haya más personas involucradas, o que el edificio haya sido blanco de otros robos similares no denunciados o silenciados.

Mientras tanto, los vecinos del complejo Live Hotel comienzan a preguntarse si están realmente seguros o si este fue solo el primero de varios episodios posibles. Algunos incluso evalúan cambiar cerraduras o contratar seguridad adicional.