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El Alvear Palace se viste de azul por la prevención del cáncer

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El cáncer de colon se ha convertido en uno de los desafíos más urgentes para la salud pública en Argentina.

Según datos oficiales, es el segundo más frecuente en nuestro país, con miles de diagnósticos anuales que no solo impactan en quienes reciben la noticia, sino también en sus familias y en el sistema de salud en su conjunto.

Sin embargo, lo que muchas veces se desconoce es que, si la enfermedad se detecta a tiempo, nueve de cada diez pacientes pueden curarse.

Ese dato, contundente y esperanzador, es el motor que impulsa a la Fundación GEDYT a organizar, por quinto año consecutivo, su ya emblemática “Noche Azul”, una gala solidaria que no solo busca recaudar fondos, sino también encender una luz de conciencia en toda la sociedad.

“El cáncer de colon puede prevenirse y curarse si actuamos a tiempo. La Noche Azul es mucho más que un evento: es un llamado a unirnos y a entender que la prevención salva vidas”, expresó el doctor Luis Caro, presidente de la Fundación GEDYT, en la previa a la celebración.

La cita tendrá lugar el martes 9 de septiembre en el Alvear Palace Hotel, un escenario de lujo y tradición porteña que, por una noche, se teñirá de azul —el color que simboliza la lucha contra el cáncer de colon.

El encuentro estará conducido por el reconocido periodista Guillermo Andino y contará con un show en vivo de Hilda Lizarazu, quien pondrá su voz y su arte al servicio de la causa.

No se trata solo de un encuentro social con figuras del espectáculo, la música, el deporte y la medicina, sino de un espacio donde la solidaridad se convierte en acción concreta.

Allí, cada aporte suma: desde la compra de una entrada hasta la participación en la subasta solidaria, que este año promete generar emociones intensas.

Entre los objetos que saldrán a remate figura una camiseta de la Selección Argentina firmada por los campeones del mundo, un verdadero tesoro para cualquier hincha.

A esta se suman camisetas donadas por los clubes más populares del país —River, Boca, Racing e Independiente—, demostrando que, cuando la causa es justa, los clásicos dejan de lado la rivalidad para jugar en el mismo equipo.

En mi recorrido como periodista, me toca asistir a distintos eventos de beneficencia, pero lo que distingue a la Noche Azul es su sentido de pertenencia comunitaria.

Cada invitado no solo acude a una cena de gala, sino que se convierte en parte activa de un proyecto que tiene impacto real en la sociedad.

Los fondos recaudados alimentan el Fondo de Prevención de Cáncer de Colon, un programa que busca llegar a barrios, localidades y comunidades donde el Estado todavía no despliega todas sus herramientas.

“Lo que recaudamos en la Noche Azul nos permite llevar programas de prevención allí donde el Estado no llega, porque creemos que la prevención debe ser un derecho de todos y no un privilegio de pocos.

Cada aporte de esta noche se convierte en oportunidades de vida”, me contó Emilia Caro, Directora Ejecutiva de la Fundación, con la convicción de quien sabe que cada peso recaudado puede traducirse en diagnósticos tempranos y tratamientos oportunos.

El cáncer de colon, además de su alta prevalencia, tiene un costado paradójico: es uno de los más evitables si se realizan los controles adecuados, como la colonoscopía.

Sin embargo, los niveles de chequeo preventivo en Argentina son todavía bajos, en parte por desinformación y en parte por la falta de acceso a la salud en ciertos sectores. De allí la importancia de estas iniciativas privadas que buscan equilibrar la balanza, acercando información y controles a la gente.

Más allá de la recaudación, la Noche Azul cumple un rol educativo y cultural. Porque la prevención empieza por derribar tabúes y hablar sin miedo de una enfermedad que, muchas veces, la sociedad prefiere silenciar.

Hablar de cáncer de colon en un escenario como el Alvear Palace, entre celebridades y periodistas, es un gesto político y social que instala el tema en la agenda.

La Fundación GEDYT, con más de tres décadas de trayectoria en gastroenterología y hepatología, sabe que la batalla contra el cáncer de colon no se gana en soledad.

Se gana en comunidad, con campañas, con información clara y con la decisión de no naturalizar la indiferencia. Por eso, la Noche Azul no es simplemente un evento exclusivo: es un puente entre la ciencia, el arte, el deporte y la ciudadanía.

Como cronista, me impacta ver cómo se enlazan mundos distintos —la música de Lizarazu, la palabra de Andino, las camisetas de fútbol, los médicos de prestigio— en un mismo escenario, todos unidos bajo un objetivo común. Esa mezcla, tan argentina como la pasión y la solidaridad, le da a la gala un valor único.

En definitiva, la Noche Azul no se limita a ser una recaudación puntual: es un recordatorio de que cada uno de nosotros puede ser agente de cambio.

Porque la prevención no es un slogan, sino una herramienta de vida. Y porque, al final del día, nadie está exento de que una enfermedad como el cáncer toque la puerta de su casa.

Como periodista, y también como ciudadana, me llevo de este evento una certeza: la lucha contra el cáncer de colon empieza en la conciencia y se fortalece con cada gesto colectivo.

La Noche Azul es un faro que nos muestra que, aun en medio de tantas dificultades, la sociedad argentina tiene la capacidad de unirse para transformar realidades.