
Un hallazgo conmocionó al barrio de Monte Castro: en la tarde de ayer, una mujer de 51 años fue encontrada sin vida, con múltiples heridas de arma blanca, en su vivienda ubicada en la calle Desaguadero al 2600.
La casa estaba revuelta, aseguró el marido de la víctima al momento del aviso al 911, y añadió que encontró el cuerpo de su esposa con graves lesiones, lo cual disparó de inmediato la intervención policial.
El hecho ocurrió alrededor de las 17:00 en una vivienda de la calle Desaguadero 2600, en el barrio porteño de Monte Castro, cuando el esposo de la mujer de 51 años alertó al servicio de emergencias sobre el hallazgo de su pareja con “lesiones punzocortantes y con bajos signos vitales”. Poco después llegaron al lugar médicos del SAME, quienes constataron el deceso de la mujer.
Fuentes de la investigación confirmaron que, además de la víctima, el escenario presentaba signos de desorden: el esposo afirmó que “la casa estaba revuelta”.
A fin de esclarecer las circunstancias, agentes de la Policía de la Ciudad trabajaron en el lugar junto a la división apta de pericias, y el marido fue demorado mientras se realizan las averiguaciones correspondientes.
La causa quedó a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°3, cuya titular es la fiscal Daniel Roma. El fiscal ya ordenó la intervención de la División de Homicidios de la fuerza porteña, y se está llevando a cabo el relevamiento de la escena, toma de testimonios y análisis de cámaras de seguridad en la zona.
El barrio de Monte Castro pertenece a la Comuna 10 de la Ciudad de Buenos Aires. De acuerdo con los informes oficiales, esta comuna registra una de las tasas de homicidios más bajas de la ciudad, con aproximadamente 0,59 homicidios por cada 100 000 habitantes.
Chequeado
Por esto, el crimen de una mujer en su propio domicilio genera alarma e impacto en los residentes, quienes se habían acostumbrado a una relativa tranquilidad comparativa.
En los primeros momentos de la pesquisa, los policías recogieron elementos de la escena que podrían resultar clave: señales de fuerza aplicadas, perjuicio de objetos personales y circulación desconocida de personas en la vivienda.
La hipótesis que sobrevuela la causa es la de homicidio, dado el uso de arma blanca y la localización del cuerpo. No obstante, los investigadores no descartan otras posibilidades hasta tanto se obtengan autopsia y registros de presencia de terceros.
Fuentes cercanas al caso indicaron que el hombre permanece demorado “a los fines de profundizar la investigación”, algo habitual en casos de este tipo cuando la pareja es quien hace el hallazgo.
Aun así, las autoridades no difundieron formalmente si hay imputación en su contra ni si se encontró algún arma punzocortante.
El avance del caso dependerá de los resultados de la autopsia, la comparativa forense de huellas, y del rastreo de datos electrónicos de la víctima: teléfonos, redes sociales, conversaciones previas.
La conmoción se trasladó al entorno del barrio: vecinos relataron que en la tarde se visibilizó una fuerte presencia policial, vallados y corte de tránsito para facilitar las pericias de la Policía Científica.
Y en un contexto más amplio, existe preocupación vecinal por la baja frecuencia de hechos de homicidio en la zona, que hasta ahora había sido un factor de alivio para la comunidad. La registrado como una rareza grave en el barrio se traduce en una alerta para los residentes y comerciantes.
La investigación también podría centrarse en entender la dinámica doméstica previa al hallazgo: si existía antecedente de violencia de género, amenazas, o movimientos económicos o personales que desembocaron en el desenlace fatal.
En la Ciudad de Buenos Aires los femicidios y homicidios de mujeres son una prioridad para el sistema penal, y este suceso se suma a esa tutela estatal reforzada.
Por ahora, el escenario permanece resguardado —y con acceso restringido— mientras los peritos recaban del lugar cuchillos, manchas, huellas, registros de cámaras y cualquier dato que permita reconstruir la noche previa al crimen.
La fiscalía dispuso además convocar testigos de la cuadra y verificar entradas, salidas y movimientos en el sistema de transporte público cercano.
El caso, aunque tragedia aislada, pone nuevamente sobre el tapete la necesidad de políticas de intervención temprana en violencia de género, vigilancia vecinal y circuitos de ayuda para víctimas.
En una comuna con baja tasa de homicidios, este hecho despierta preocupación colectiva, y marca un quiebre respecto del clima de seguridad percibido en Monte Castro.
Hoy, mientras la fiscalía espera resultados clave que definan la imputación y apuntalen la reconstrucción del hecho, el barrio se encuentra en vilo. Yo seguiré el desarrollo de la causa y estaré atento al avance de las pericias, para contar cómo y por qué se quebró la aparente calma de Monte Castro.
