
La Legislatura porteña vivió una jornada cargada de emoción y memoria colectiva al distinguir, por un lado, la trayectoria de un referente absoluto de la radio argentina como Héctor Norberto Tricinello y, por otro, al declarar de Interés Cultural un documental que recupera la historia y la lucha incansable de Taty Almeida.
Dos homenajes que, desde distintos lugares, reivindican voces esenciales para comprender la identidad social, periodística y humana de nuestro país.
Hablar de Héctor Norberto Tricinello es hablar de la historia misma del periodismo radial, se expresó durante el acto, una frase que sintetiza no solo la dimensión del homenajeado, sino también la huella profunda que dejó en generaciones enteras de oyentes y comunicadores.
En paralelo, otro reconocimiento colocó en primer plano la vida y el testimonio de Taty Almeida, cuyo recorrido de lucha atraviesa cinco décadas de historia argentina.
La distinción a Héctor Norberto Tricinello como Personalidad Destacada en Cultura y Comunicación Social reunió a figuras de la Legislatura, colegas y admiradores que reconocen en su voz un símbolo de la radiofonía nacional.
El acto tuvo lugar en el Salón Presidente Alfonsín y fue impulsado por la diputada Jessica Barreto, quien destacó su “vocación silenciosa pero indeclinable” y la responsabilidad con la que asumió siempre el oficio.
Yo mismo, al repasar su trayectoria, siento que su nombre está inevitablemente asociado a una forma honesta, rigurosa y cercana de transmitir la información, esa que uno escucha y reconoce sin necesidad de presentaciones.
Tricinello repasó sus comienzos, marcados por la casualidad y la intuición, cuando en 1967 ingresó como cadete a Radio Mitre sin imaginar que ese primer paso sería el inicio de casi 60 años de carrera en la misma emisora.
Su relato remarca algo esencial: descubrió su vocación adentro del estudio, en ese mundo donde la noticia, la voz y el público convergen en un instante irrepetible.
Allí creció, se formó y consolidó una identidad narrativa que lo convirtió en la voz emblemática de Mitre Informa Primero, un noticiero que moldeó el estilo informativo de la radio argentina.
Con el correr de los años, Tricinello no solo narró hechos, sino que fue testigo directo de momentos decisivos del país: el asesinato de José Ignacio Rucci en 1973, el estremecedor caso Yabrán en 1998 o la tragedia de Cromañón en 2004, entre tantos otros episodios que marcaron a la sociedad.
Su forma de comunicar —precisa, sobria, sin estridencias— fortaleció el vínculo con oyentes que confiaron en él incluso en los días más turbulentos.
Esa credibilidad fue, tal vez, el mayor galardón de una trayectoria reconocida con 25 Premios Martín Fierro, 12 de ellos consecutivos dentro del equipo informativo de Mitre.
La Legislatura también dedicó un espacio de homenaje al documental “Taty Almeida, Historia de una Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora”, dirigido por Claudio Pipo Sautu y presentado en el Salón Dorado.
La declaración de Interés Cultural, impulsada por el diputado Juan Pablo O’Dezaille, reconoce la importancia de una obra que condensa 94 años de vida y 51 minutos de memoria activa, un recorrido que no se limita a la historia personal de Taty sino que refleja la lucha colectiva de una generación de mujeres que desde hace décadas sostienen las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.
En lo personal, considero que este tipo de producciones son esenciales para las nuevas generaciones, sobre todo en un contexto donde la dispersión informativa puede diluir acontecimientos fundamentales de nuestra historia reciente.
El documental no solo recupera hechos, sino también emociones, silencios, gestos y convicciones que explican por qué las Madres de Plaza de Mayo siguen siendo un faro ético y político en la Argentina contemporánea.
Más allá de los homenajes formales, ambos reconocimientos —el de Tricinello y el del documental— dialogan entre sí desde un mismo punto: la defensa de la memoria y la construcción de identidad.
Uno lo hace desde la palabra informativa, desde la voz que acompañó a millones en momentos clave; el otro, desde la lucha persistente de quienes transformaron el dolor en un movimiento histórico.
Ambas trayectorias, cada una a su manera, son indispensables para comprender quiénes somos y cómo narramos nuestra propia realidad.
Al despedirme de esta jornada cargada de simbolismo, me queda la certeza de que la cultura y la memoria siguen vivas en la Ciudad gracias a quienes, como Tricinello y Taty Almeida, dedicaron su vida a comunicar, luchar y dejar una huella.
En tiempos de cambios vertiginosos, sus historias nos recuerdan que la identidad se construye con voces firmes, convicciones profundas y el compromiso de no olvidar.



