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Una nueva Noche de las Librerías ilumina la Ciudad

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La Ciudad de Buenos Aires se prepara para vivir una de sus celebraciones culturales más queridas: La Noche de las Librerías.

Este sábado 22 de noviembre, desde las 18 hasta la 1 de la madrugada, volveré a caminar entre libros, música y performances en un circuito a cielo abierto que conecta a lectores, autores, libreros y espacios emblemáticos del entramado porteño.

Esta edición suma un condimento especial: los Bares Notables, que este año desplegarán su propia programación y convertirán a San Nicolás en un corredor vibrante, lleno de historias, melodías y voces que se entrelazan en cada esquina.

Lo que más disfruto de esta noche es esa mezcla única: ver cómo la ciudad respira literatura mientras los bares históricos laten con su propia música, pienso cada vez que camino por Corrientes, sabiendo que, por unas horas, Buenos Aires se transforma en un enorme escenario donde todo puede suceder.

En esta nueva edición, percibo claramente que La Noche de las Librerías no es solo un evento: es un ritual urbano que renueva año a año la relación afectiva de los porteños con sus espacios culturales.

No se trata únicamente de acercarse a un libro o encontrarse con un autor, sino de sentir la ciudad en movimiento, respirando literatura como si fuese parte de su ADN.

En cada cuadra, en cada vidriera y en cada mesa, algo parece convocarnos a detenernos, mirar, escuchar y ser parte de un recorrido que mezcla memoria, arte y comunidad.

Este año, los Bares Notables —orgullo patrimonial y escenario de incontables historias— participarán de manera protagónica con shows musicales itinerantes a lo largo del barrio de San Nicolás.

Mientras recorro la zona, puedo imaginar la energía que desprenderán lugares como La Giralda, El Gato Negro, Los Galgos o el Celta Bar, todos ellos puntos neurálgicos de un recorrido cultural que, por una noche, se potencia con bandas, autores y encuentros espontáneos.

La combinación entre el bullicio literario y la música en vivo promete una atmósfera irrepetible.

Uno de los momentos destacados será la presentación del libro Qué mujeres! a las 18 h en el Almacén y Bar Lavalle.

Esta obra, de la escritora Viviana Sáez, recupera las historias de diez mujeres argentinas valientes, invisibilizadas o directamente borradas de la historia oficial.

Mientras escucho hablar de este trabajo, no puedo dejar de pensar en la necesidad de seguir revisando nuestro pasado para reconocer esas voces que fueron fundamentales pero silenciadas. Es un aporte valioso que, en esta noche dedicada a los libros, adquiere aún más significado.

La programación musical también me sorprende por su diversidad. La Desmadre Orkesta abre el circuito de Av. Corrientes con su mezcla electrizante de música balcánica, fanfarria y milonga.

Los horarios marcan un recorrido casi coreográfico: 19 h en La Giralda (Corrientes 1453), 19.30 h en El Gato Negro (Corrientes 1669), 20 h en el Almacén y Bar Lavalle, 20.30 h en Los Galgos (Callao 501) y así hasta llegar al Celta Bar, donde a las 21 h el barrio entero vibrará con bronces, tambores y una energía que invita a sumarse sin pensarlo dos veces.

A la par, Flor Albarracín y El Relámpago llevarán una propuesta que fusiona klezmer, ritmos balcánicos, tango y rock, una mezcla que solo una ciudad como Buenos Aires podría abrazar con total naturalidad.

La secuencia de su itinerario —20 h en La Giralda, 20.30 h en El Gato Negro, 21 h en el Almacén y Bar Lavalle, 21.30 h en Los Galgos, 22 h en La Ópera (Corrientes 1799), 22.30 h en el Celta Bar y 23 h en La Academia (Montevideo 341)— convierte a la noche en un mapa sonoro capaz de atraer a cualquier amante de las fusiones musicales.

El segundo circuito, sobre la peatonal Lavalle, recupera la esencia del tango y el criollismo con el Dúo Criollo integrado por Facundo Prieto y Jesús Vouillez.

Su paso por Café Valerio (20 h), La Casona del Nonno (20.30 h), Pizzería Roma (21 h) y El Gaucho (21.30 h) devuelve a estas veredas un aire de nostalgia que me conecta con esa Buenos Aires de los años veinte y treinta, cuando la calle era un escenario cotidiano y la música formaba parte de la vida diaria de los vecinos.

Mientras reviso toda esta programación, entiendo que la clave de La Noche de las Librerías es su capacidad de unir mundos.

En una sola noche, la ciudad se recorre a pie, se conversa con desconocidos, se descubren autores nuevos, se escuchan bandas que sorprenden y se recupera el valor de lo cercano: esa librería de barrio donde compré mi primer libro, ese bar donde alguna vez escribí una nota, esa vereda donde la música te obliga a detenerte y mirar alrededor.

La Ciudad de Buenos Aires viene fortaleciendo este tipo de actividades que vinculan su patrimonio cultural, sus comercios históricos y su vida nocturna.

Y no se trata solo de entretenimiento: también es una forma de sostener a librerías independientes, espacios culturales autogestionados y bares que forman parte de nuestra identidad.

Cada edición convoca a miles de personas, revitaliza corredores urbanos y abre las puertas a nuevas generaciones que encuentran en estos eventos un punto de encuentro accesible y gratuito.