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La Ciudad impulsa jardines de plantas nativas para atraer mariposas en escuelas

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La Ciudad dio un nuevo paso en educación ambiental con un programa que impulsa la creación de jardines de plantas nativas que atraen mariposas en escuelas de todos los niveles, una iniciativa que combina capacitación docente, entrega de recursos y acompañamiento sostenido para transformar los patios escolares en verdaderos refugios de biodiversidad.

Trabajar con plantas nativas no solo embellece los espacios educativos: también despierta la curiosidad, pone a los chicos en contacto con la naturaleza y refuerza el compromiso ambiental, sostuvieron desde el equipo técnico del programa al presentar los primeros resultados de esta edición.

El proyecto, orientado a fortalecer la educación ambiental desde un enfoque práctico y vivencial, reunió este año a 233 instituciones educativas inscriptas de la Ciudad de Buenos Aires.

Tras el proceso de evaluación, 110 escuelas fueron seleccionadas para integrar la primera edición del programa, que busca consolidarse como política educativa permanente.

La demanda superó todas las expectativas iniciales y evidenció el interés creciente de docentes, equipos directivos y comunidades escolares por incorporar contenidos vinculados con la biodiversidad urbana y las especies nativas rioplatenses.

La convocatoria trascendió los límites de la Ciudad. Numerosas instituciones de otras regiones del país también presentaron sus proyectos, y finalmente fueron elegidas diez escuelas ubicadas en José León Suárez, Merlo, Lanús, Ituzaingó, Ramos Mejía, Valentín Alsina, Quilmes, Gregorio de Laferrere, Carlos Spegazzini y el primer cordón del Delta.

Estas incorporaciones buscan promover una red federal de jardines de mariposas que permita intercambiar experiencias, ampliar la mirada territorial y fortalecer el aprendizaje colectivo.

En la primera etapa se distribuyeron 900 plantas nativas rioplatenses, seleccionadas por su capacidad de atraer mariposas y otros polinizadores indispensables para el equilibrio ecológico urbano.

Además, las escuelas recibieron 120 ejemplares impresos de la “Guía de plantas que atraen mariposas”, mientras que los docentes tuvieron acceso a versiones digitales de la Guía de mariposas frecuentes de la Ciudad de Buenos Aires, un material elaborado especialmente para acompañar la planificación pedagógica.

La entrega de recursos estuvo acompañada por una serie de encuentros de capacitación en los que especialistas brindaron herramientas prácticas sobre manejo de suelos, selección de especies, diseño de jardines y seguimiento de la fauna asociada.

También se trabajó sobre la importancia de preservar plantas hospederas —esencial para que las mariposas puedan depositar sus huevos— y de evitar el uso de pesticidas que dañen la biodiversidad local.

Según datos del equipo coordinador, más del 85 % de las escuelas participantes manifestó interés en ampliar sus jardines durante el próximo ciclo lectivo.

Docentes y directivos coincidieron en que la propuesta no solo mejora el entorno físico de las escuelas, sino que abre una puerta pedagógica diferente: observar procesos biológicos en tiempo real, registrar etapas de metamorfosis, identificar especies y comprender la interdependencia entre flora y fauna.

En muchas de las instituciones participantes, los jardines se convirtieron además en espacios de convivencia donde estudiantes de distintos niveles trabajan en proyectos comunes, fortaleciendo el sentido comunitario.

La iniciativa se inscribe en una tendencia global que busca promover la restauración ecológica urbana mediante soluciones basadas en la naturaleza.

Buenos Aires, por su ubicación geográfica y su historia de fuerte urbanización, enfrenta desafíos crecientes en materia de conservación de polinizadores.

En ese contexto, los jardines escolares representan microhábitats valiosos que pueden favorecer el regreso de especies desplazadas y mejorar el paisaje urbano.

Las autoridades anticiparon que, si los resultados continúan siendo positivos, se evaluará ampliar el programa al doble de instituciones en 2026.

A lo largo del año se registraron mariposas de géneros como Danaus, Phoebis, Heliconius y Junonia, cuya presencia confirma que los espacios están funcionando como corredores biológicos.

Los equipos docentes reportaron que, en varias escuelas, los estudiantes comenzaron a realizar monitoreos periódicos, construyeron estaciones de observación y elaboraron cuadernos de campo, logrando integrar contenidos de ciencias naturales, arte y literatura en un mismo proyecto transversal.

El programa también propone un enfoque comunitario: algunas escuelas organizaron jornadas abiertas donde familias y vecinos participaron de la plantación y aprendieron sobre la importancia de utilizar plantas nativas en plazas, balcones y terrazas.

Estas acciones multiplican el impacto de la iniciativa y promueven una conciencia ambiental compartida más allá del ámbito escolar.