
La Legislatura porteña celebró una jornada marcada por la emoción y el reconocimiento público al distinguir como Personalidad Destacada de la Cultura al comunicador, psicoanalista y escritor Gabriel Rolón, una figura que supo trascender fronteras profesionales para convertir el psicoanálisis en un puente accesible entre el arte, la ciencia y la vida cotidiana.
Este homenaje no es solo para mí, es para la Educación Pública Argentina, afirmó Rolón ante un Salón Dorado repleto, visiblemente conmovido, al agradecer una distinción que —según sus palabras— encuentra sentido en “la gente que ha dado forma” a su trayectoria y en la misión que lo acompaña desde sus primeros pasos como profesional: hacer pensar.
En un clima de profundo reconocimiento, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires celebró en el Salón Dorado Hipólito Yrigoyen un acto encabezado por el diputado Juan Pablo O´Dezaille, autor de la iniciativa que consagra a Gabriel Rolón como Personalidad Destacada de la Cultura.
No se trató de una ceremonia protocolar más: la propia emoción del legislador dejó en evidencia la trascendencia del momento.
“Es mi último acto como diputado, y qué mejor manera de cerrar este ciclo que con alguien que ha hecho tanto por la salud mental”, expresó. Confesó, incluso, haber sido oyente fiel en su juventud, cuando Rolón participaba en la radio junto a Alejandro Dolina, y destacó la importancia de acercar el psicoanálisis a la gente común, lejos de tecnicismos elitistas.
El encuentro reunió voces representativas del ámbito cultural, artístico y académico, todas ellas con historias personales ligadas al recorrido del psicoanalista.
El periodista y escritor Luis Novaresio aportó uno de los discursos más celebrados de la jornada: “Gabriel milita el pensamiento.
Es un pensante, y logra que todos pensemos con él”. Su pedido de aplauso —“primitivo y potente”, según lo describió— sintetizó la gratitud colectiva hacia una figura que marcó generaciones.
También tomó la palabra Martín Izquierdo, productor teatral y colaborador cercano, quien subrayó la impronta humanista de Rolón: “Nos enseñaste que la única vida que tenemos es esta, y que debemos jugarnos por nuestros sueños”.
La psicoanalista y abogada Cynthia Wila agregó una definición que resonó en el auditorio: comparó a Rolón con el escritor uruguayo Eduardo Galeano y lo llamó “un ser sentipensante”, alguien capaz de unir sensibilidad, reflexión y acción en cada una de sus obras.
El acto incluyó música, con una interpretación al estilo de Sandro a cargo de Fernando San Martín, y la proyección de un video con saludos de referentes del arte, la cultura y el psicoanálisis.
La entrevista final realizada por Novaresio permitió ver a un Rolón introspectivo, agradecido y sincero. “Soy un tipo muy analizado que conoce sus faltas”, admitió entre risas, desarmando con naturalidad la imagen idealizada que muchas veces lo rodea.
Reiteró, además, su compromiso con la educación pública, a la que atribuyó buena parte de su formación cultural y profesional.
Nacido en La Matanza en 1961, Rolón creció en un hogar de clase trabajadora, experiencia que marcaría para siempre su modo de comunicar y la manera en que aborda el sufrimiento humano.
Su formación en Psicología y su posgrado en Psicoanálisis lo consolidaron como un profesional riguroso, pero su talento para transformar conceptos complejos en relatos accesibles lo convirtió en un referente social.
Su salto a la masividad ocurrió a través de los medios. Primero, en “La venganza será terrible”, donde su presencia aportó un nuevo lenguaje al diálogo radial, combinando humor, filosofía y emociones.
Más tarde, condujo programas propios —como “Terapia” y “Noches de Diván”— que reforzaron su capacidad para hablar de salud mental sin solemnidad, sin estigmas y sin perder profundidad.
La literatura es otro capítulo fundamental de su trayectoria. Títulos como Historias de Diván, Los Padecientes, La Voz Ausente e Historias Inconscientes se mantienen entre los más leídos del país, con ventas que superan las seis cifras.
Cada libro propone un viaje íntimo hacia los conflictos que atraviesan a las personas, y lo hace desde un registro narrativo que ya es marca registrada: claro, humano, envolvente.
Su incursión teatral con obras como Charlas de Diván y El Amor y las Pasiones amplió aún más su llegada, reuniendo en salas a espectadores de todas las edades.
La distinción otorgada por la Legislatura no solo reconoce la carrera de Gabriel Rolón, sino también su aporte a un debate social cada vez más urgente: el de la salud mental como derecho y como espacio de transformación.
En un país donde, según datos del Ministerio de Salud, uno de cada tres argentinos ha atravesado algún trastorno emocional significativo, figuras como la suya ayudan a derribar prejuicios y a fomentar conversaciones necesarias. Rolón supo instalar la idea de que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de coraje.
Su trabajo contribuyó, además, a democratizar el psicoanálisis, una disciplina históricamente asociada a circuitos cerrados, y lo hizo desde una premisa simple pero poderosa: todas las personas tienen una historia que merece ser escuchada.
Ese enfoque lo convirtió en un puente entre generaciones, entre clases sociales y entre discursos que rara vez conviven.
El reconocimiento legislativo a Gabriel Rolón no solo celebra una trayectoria ejemplar, sino que reafirma el valor de quienes, con sensibilidad y claridad, abren caminos para comprendernos mejor como sociedad.
Su figura recuerda que la cultura también se construye a través del pensamiento, el cuidado y la palabra.


