
Con un balance exhaustivo de lo realizado y una mirada estratégica hacia el futuro, las autoridades y equipos técnicos de la Ciudad cerraron el año con un encuentro clave en el que se repasaron los principales hitos de gestión de 2025 y se fijaron los lineamientos que orientarán el trabajo durante 2026, con la autonomía institucional y la participación ciudadana como ejes centrales.
“Los resultados de 2025 muestran que la autonomía se construye todos los días, con acuerdos y evidencia. En 2026 vamos a continuar profundizando la agenda en común: instituciones sólidas y participación en toda la Ciudad”, afirmó Javier Tejerizo, director de la Dirección General de Asuntos Políticos y Electorales (DGAPyE), al sintetizar el espíritu del encuentro.
El espacio de trabajo reunió a autoridades y equipos técnicos de las tres direcciones generales involucradas, con el objetivo de revisar de manera integral los avances alcanzados durante el año, identificar aprendizajes y reconocer los desafíos pendientes.
No se trató de una reunión protocolar más, sino de una instancia de evaluación concreta, atravesada por datos, experiencias acumuladas y debates técnicos que permitieron ordenar prioridades y consensuar una hoja de ruta común.
Durante 2025, uno de los pilares de la gestión fue el fortalecimiento de la autonomía y la calidad institucional.
En ese marco, se impulsaron reformas normativas y electorales orientadas a consolidar las capacidades propias de la Ciudad, mejorar los procesos democráticos y garantizar reglas claras para la competencia política.
La revisión de marcos regulatorios, la actualización de procedimientos y el análisis de buenas prácticas comparadas formaron parte de un trabajo sostenido que buscó elevar los estándares institucionales y brindar mayor previsibilidad.
Otro de los ejes destacados fue la coordinación interjurisdiccional. A lo largo del año se promovieron acuerdos y mesas de trabajo con organismos nacionales y con distintas provincias, con el propósito de optimizar la cooperación y ordenar la gestión de competencias compartidas.
Esta articulación permitió avanzar en soluciones conjuntas, reducir superposiciones administrativas y mejorar la eficiencia en políticas públicas que requieren una mirada federal.
Según se destacó en el encuentro, la experiencia demostró que el diálogo técnico y político entre jurisdicciones es una herramienta clave para resolver problemas complejos y ofrecer respuestas más rápidas a la ciudadanía.
La participación y la formación cívica ocuparon también un lugar central en el balance. Durante 2025 se profundizaron iniciativas destinadas a involucrar a la ciudadanía y a organizaciones de la sociedad civil en el diseño y seguimiento de políticas públicas.
Talleres, instancias de capacitación, espacios de consulta y programas de formación cívica apuntaron a fortalecer el vínculo entre el Estado y la comunidad, promoviendo una ciudadanía más informada y comprometida.
Desde las áreas técnicas remarcaron que estos procesos no solo enriquecen las decisiones públicas, sino que también generan mayor legitimidad y confianza institucional.
En términos de gestión, el encuentro permitió poner en común indicadores, resultados concretos y experiencias de implementación.
Se analizaron logros, pero también se identificaron obstáculos y márgenes de mejora, con una mirada realista y autocrítica.
La idea fue capitalizar los aprendizajes del año para proyectar un 2026 con objetivos claros, medibles y alineados entre las distintas áreas.
De cara al próximo año, la agenda definida apunta a profundizar las líneas de trabajo ya iniciadas. La autonomía institucional seguirá siendo una prioridad, con nuevas iniciativas normativas y un seguimiento más fino de su impacto.
La coordinación interjurisdiccional buscará consolidarse a través de mecanismos estables de cooperación, mientras que la participación ciudadana se proyecta con mayor alcance territorial y diversidad de actores involucrados.
El compromiso asumido es avanzar con una planificación compartida, basada en evidencia y con una fuerte impronta técnica, sin perder de vista el impacto concreto en la vida cotidiana de quienes habitan la Ciudad.
En ese sentido, las autoridades coincidieron en que fortalecer las instituciones, mejorar los procesos democráticos y promover la participación no son objetivos abstractos, sino condiciones necesarias para elevar la calidad de vida y construir políticas públicas más eficaces y sostenibles.
Con el cierre de 2025 y la planificación de 2026 en marcha, la Ciudad consolida una agenda que combina balance, proyección y trabajo conjunto, con la convicción de que instituciones sólidas, cooperación entre niveles de gobierno y ciudadanía activa son pilares indispensables para enfrentar los desafíos que vienen.
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