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El chocolate es el atractivo mágico en Irlanda

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En la Jornada Mundial del Chocolate, Irlanda brilla pues, con casi 8 kilogramos, es el tercer país en el mundo, después de Alemania y Suiza, por cantidad consumido per cápita anualmente, además de contar con una calidad suprema en sus producciones.

Son muchísimas las empresas artesanales presente en la isla Verde, apreciadas también por su combinación con ingredientes de origen local como la miel, la fruta, la sal atlántica, las algas, los licores y la rica leche irlandesa. Todo eso emergió este 7 de julio que se celebra el Día Mundial del Chocolate.

Según algunos estudios, la combinación entre leche y cacao se inventó en el siglo XVII justamente por un irlandés, el médico Hans Sloane: en el curso de un viaje por Jamaica observó que los habitantes del lugar mezclaban agua y cacao y decidió probar hacerlo con leche para obtener un resultado mejor.

Fue en 1750 que un droguero de nombre Nicholas Sanders planteó vender la receta de Sloane de leche al chocolate como elixir medicinal.

Tantos son los productos irlandeses, históricos y distribuidos en toda la isla, que merecen una visita para adquirir y observar de cerca su trabajo en laboratorios individuales.

Un viaje a su descubrimiento no puede más que comenzar desde la capital con uno de los nombres más famosos: Butller, el proveedor del mejor chocolate caliente de Irlanda que merece ser probado todo el año y que dispensa felicidad desde hace 90 años.

Para comprender el secreto de sus deliciosos dulces, tersos y sedosos, es posible hacer un “Butlers Chocolate Experience” en el centro de producción de Clonshaugh, a apenas 20 del centro de Dublín, accesible con medios públicos.

Otro nombre dublinés por conocer es aquel de The Chocolate Company, productor artesanal que crea tesoros de dulce en pequeños lotes, procedimiento que provoca habas, cuidadosamente seleccionadas, dan lo mejor de sí en términos de fragancia y particularidad: la elección y los pasajes de elaboración, desde el tostado hasta el molido, son rigurosamente hechos a mano.

El resultado es extraordinario y permite realizar una viaje alrededor del mundo con sus increíbles tabletas de nombres exóticos: Tanzania KokoaKamili (también vinculado a la sal marina), Costa Rica Nahua y Perú Marañon.

La combinación más interesantes es aquella de la tableta infusionada con el gin irlanés. La Wilde Irish Chocolates, que tiene un centro de producción situado en la ribera del Lough Derq en el condado de Clare, nació en la cocina de Patricia y con Farrell, en 1977.

Mediante un atractivo tour se recorre la historia, embriagándose con los irresistibles perfumes de deliciosas creaciones, rigurosamente artesanales. Aún especial es la experiencia “Taste & Make”, que permite crear la propia tableta de chocolate personalizada.

Entre aquellas más particulares se destacan la elaboración especial de algas de la Wilde Atlantic Way y aquella al caramelo salado con copos de sal atlántica.

Siempre en el condado de Clare se halla una de las producciones de chocolate entre las más remotas del mundo: en los suelos calcáreos del Burren, lugar salvaje y fascinantes, Hazel Mountain Chocolate es una pequeña empresa artesanal con un packaging refinado y una obsesión por la atención respecto al aspecto estético. Es muy interesante el tour propuesto en el que se observan todas las fases de la producción: desde la elaboración de los granos en bruto a la creación de chocolatines y tabletas.

Especial también su café, votado entre los más bellos de Irlanda y proyectado en colaboración con el Eliason Design Studio de Estocolmo.

En el condado de Carlow la empresa Chocolate Garden permite buscar el billete de oro propiamente como Charlie Bucket de “Willy Wonka” y dedicarse a una de las empresas más complejas que se puedan intentar en una realidad artesanal: modelar un huevo de Pascua.

Durante la visita guiada y en el laboratorio se realizan degustaciones de diversos tipos de chocolate fino con sabores, perfumes y combinaciones específicas. Gracias al amplio césped es el lugar ideal también para una visita con niños.

En el condado de Kilkenny Truffle Fairy nació en 2005 de una inspiración de la chef Mary Teehan, maestra chocolatera irlandesa, que utiliza solo ingredientes de altísima calidad, de proveniencia local y biológicas para preparar sus deliciosos chocolatines y tabletas. También en este caso el nombre sugiere una particular atmósfera y se la percibe también solo al ingresar a este pequeño negocio rico de magia.

El viaje para alcanzarlo es recompensado por una calidad excelsa, hecha además de colaboraciones con realidades locales como la distilería Ballykeefe, los huertos de Highbank para los jarabes y torrefacción Bell Lane.

En el condado de Down los primeros artesanos de Irlanda del Norte datan del 2011 NearyNógs Stoneground Chocolate Makers, junto a las espectaculares Mourne Mountains.
Desde siempre atenta a la sostenibilidad, esta empresa recientemente pasó a la energía solar y la elección de granos de cacao se concentra en la producción ética para sostener a los pequeños cultivadores.

Entre los puntos fuertes de su “Master Craft Chocolate Experience” el intercambio del entero proceso productivo: tostado de las semillas, refinado a piedra y atemperado que transforma los granos de cacao en deliciosos chocolatines, trugas y caramelo.

En Castlerock, en el condado de Londonberry, Chocolate Manor ofrece a los visitantes experiencias prácticas y laboratorios guiados por Geri Martin, maestra chocolatinera.

A deleitar el paladar, una serie de preciosos manjares artesanales, entre ellos, “Truffle Shuffle”, creación de trufas al chocolate. y “Savour The Flavour”, para aprender a reconocer y degustar. Y si se está a la búsqueda del regalo perfecto, existen los “Chocolate Postcards Bars”, tarjetas de chocolate personalizadas con mensajes y motivos a elección, para un regalo en verdad original. A pedido también laboratorios y experiencias privadas y personalizadas. (ANSA).

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