Este tributo -que incluye a todas las tarjetas de crédito- se aplicará para los consumos de enero y figurará en los resúmenes que vencerán entre fines de este mes y febrero.
Si un cliente bancario no reside en Capital Federal pero tiene registrado un domicilio en esta ciudad para operar con su tarjeta, deberá abonar el impuesto a los sellos.
Según la ley aprobada en noviembre último, la base imponible de este gravámen está constituida por los débitos o cargos del período incluidos en la liquidación o resumen, cualquiera fuere su concepto, netos de los ajustes provenientes de saldos anteriores.
Al momento de impulsar esta iniciativa, el Gobierno porteño alegó que este tributo es consecuencia de la decisión de la Casa Rosada de restarle a la Ciudad un punto de la coparticipación.
Así, el distrito se sumó a las provincias de Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Chaco, San Luis y Tierra del Fuego, donde ya se cobra «Sellos» para las operaciones con tarjeta de crédito.
Con este impuesto, más la eliminación de la exención de Ingresos Brutos a las Letras de Liquidez y a las operaciones de pases, la Ciudad obtendría 19.700 millones de pesos, para compensar la pérdida de coparticipación, estimada en unos 53 mil millones de pesos.
Algunas entidades empresarias, como la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) rechazaron el nuevo tributo sobre las operaciones con tarjeta de crédito, al sostener que provocará mayor informalidad en las ventas y atentará contra la bancarización.