
Los negocios con el Estado de la nueva generación de parientes del ex presidente, cercanos al poder. Contratos polémicos y el «efecto serie». Nota @rodisrecalt Adías del cierre de listas para las elecciones bonaerenses, con los teléfonos ardiendo y las internas en modo silencioso, una licitación de casi 4.000 millones de pesos que salió a la luz hizo temblar los cimientos del poder.
La empresa Tech Security SRL, de la familia Menem, ganó un contrato de seguridad privada para vigilar la sede central del Banco Nación por los próximos dos años. En la práctica es la continuidad de la misma empresa que ya prestaba el servicio, pero esta vez el dato incomoda: uno de los socios de esa compañía, hasta cuatro días antes de la asunción de Javier Milei, era nada menos que Martín Menem, hoy presidente de la Cámara de Diputados.
Según Revista Noticias, este es sólo el último y más conocido de los negocios de los Menem con la política, en un momento en el que la familia -que durante años se mantuvo relegada tras el fin del mandato de Carlos- vuelve a empoderarse de la mano de la hermana del Presidente, Karina Milei. Al calor del oficialismo, los tres hermanos Menem -Martín, Adrián y Fernando- y su primo, Eduardo «Lule», construyeron una sociedad política atravesada por negocios que se benefician con este presente: Menem S.A. Cada uno cumple un rol en el entorno mileista: Martín, en la Cámara de Diputados; Lule, como asesor en la Casa Rosada y Adrián como colaborador en las sombras. Fernando no se mete en la política.
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