La Ciudad marca un antes y un después en movilidad urbana al poner en marcha un recorrido que une barrios históricos con vehículos sustentables, silenciosos y conducidos íntegramente por mujeres.
Este lunes, Buenos Aires dio un paso decisivo hacia una movilidad más limpia y moderna: comenzó a funcionar la primera línea de colectivos totalmente eléctricos de la Ciudad. Sin ruido, sin emisiones contaminantes y con tecnología de punta, estos vehículos prometen transformar la experiencia de viajar en transporte público.
“Trajimos la última tecnología del mundo para movernos mejor”, expresó el jefe de Gobierno Jorge Macri, visiblemente entusiasmado en la presentación del nuevo servicio en Plaza San Martín. “Estamos más cerca de las grandes ciudades, pero con identidad propia”, añadió. Su presencia junto al ministro de Infraestructura porteño, Pablo Bereciartua, dejó claro el peso simbólico y político de esta iniciativa.
Como cronista que recorrí el trayecto inaugural desde Parque Lezama hasta Plaza San Martín, puedo asegurar que no se trata solo de una novedad tecnológica: es una experiencia distinta, casi futurista, en el corazón de la Ciudad. El silencio del motor eléctrico y la ausencia de vibraciones hacen que el viaje por barrios históricos como San Telmo o Monserrat se sienta completamente distinto.
Los detalles técnicos respaldan esta transformación:
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Los colectivos eléctricos miden 7 metros de largo y tienen capacidad para 30 pasajeros, 13 de ellos sentados.
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Su autonomía es de 170 kilómetros con una carga completa, suficiente para cubrir los trayectos diarios sin inconvenientes.
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El servicio, durante sus dos primeros meses, será totalmente gratuito.
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Recorrerán una distancia de 7,3 km en sentido norte y 5 km hacia el sur, con 36 paradas estratégicamente ubicadas cada tres cuadras.
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La frecuencia será de un bus cada 10 minutos, de 5 de la mañana a 1 de la madrugada.
Pero hay más que cifras. Este nuevo servicio implica una fuerte apuesta por la inclusión y la sostenibilidad:
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Todas las unidades son de piso bajo, adaptadas para personas con movilidad reducida.
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El 100% del plantel de conducción está compuesto por mujeres.
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Las unidades están equipadas con cámaras de seguridad, sensores de conteo de pasajeros y códigos QR que permiten saber en cuánto tiempo llegará el próximo colectivo.
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En zonas protegidas del Casco Histórico, donde antes no podían circular vehículos grandes por el riesgo a las construcciones antiguas, estos buses pequeños y silenciosos vuelven a conectar puntos clave sin generar impacto negativo.
El impacto ambiental no es menor. Según datos oficiales, el transporte representa cerca del 30 % de los Gases de Efecto Invernadero en la Ciudad. Por eso, este avance no es solo simbólico, sino parte de un plan de largo plazo. “Estos colectivos no contaminan, no hacen ruido y además nos van a permitir tener un costo de operación más bajo”, destacó Macri. “Con la misma tarifa y menos subsidio, los vecinos van a gastar menos en transporte”, concluyó.
En un momento en que las ciudades del mundo buscan fórmulas para enfrentar la crisis climática, Buenos Aires apuesta por la electromovilidad como la mejor alternativa. La terminal de carga, guarda y mantenimiento, ubicada estratégicamente en la intersección de Huergo y Brasil, asegura una operación eficiente y centralizada.
Recorrer Buenos Aires en estos colectivos eléctricos es, en muchos sentidos, una manera de imaginar cómo será moverse en las ciudades del futuro. Hoy no solo contamos una noticia: fuimos parte de ella. Porque cuando la innovación se pone en marcha, no hay vuelta atrás.