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Cine expandido y archivo político en el barrio porteño de la Boca

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Con una propuesta que desafía la mirada convencional sobre la historia y la memoria, el realizador mexicano Pablo Martínez-Zárate desembarca en Buenos Aires para ofrecer una experiencia cinematográfica única: una charla performática acompañada de proyecciones que transforman el archivo en un campo de batalla poético y político.

El encuentro será este domingo 25 de mayo a las 16 horas en el Museo del Cine, y promete no dejar indiferente a quienes buscan repensar el pasado desde el lenguaje del arte experimental.

Pensar el archivo como acontecimiento es desanclarlo del pasado y llevarlo al presente como una posibilidad de intervención.

El cine, en su capacidad de expandirse más allá de la pantalla, permite abrir esas fisuras por donde la memoria se escapa y se reinventa, afirma Martínez-Zárate, quien no solo investiga sobre estas ideas, sino que las pone en práctica a través de un lenguaje visual que oscila entre el ensayo fílmico, la instalación inmersiva y la pedagogía crítica.

La propuesta que trae Pablo Martínez-Zárate a la Ciudad de Buenos Aires se inscribe dentro de una tendencia cada vez más visible en el arte contemporáneo: la relectura activa del archivo.

Para este cineasta, el archivo no es un conjunto estático de documentos y vestigios, sino un territorio vivo, mutable, que puede y debe ser interpelado desde el presente.

Esta postura se vuelve evidente en las obras que acompañarán su charla, que incluyen la proyección del ensayo documental “El monopolio de la memoria” y la pieza inmersiva en realidad virtual “El cuerpo es un archivo. Juego para diez cámaras”.

“El monopolio de la memoria” (2018) es un trabajo de 49 minutos que parte de un fondo fotográfico sobre el movimiento estudiantil mexicano de 1968.

Lejos de presentar un simple recuento de hechos, Martínez-Zárate construye una narración crítica que confronta las maneras en que el poder ha intentado domesticar el recuerdo colectivo.

En sus palabras, se trata de “desmontar el relato hegemónico que convierte el archivo en monumento muerto, para reactivarlo como herida abierta y posibilidad de resistencia”.

Por su parte, “El cuerpo es un archivo” lleva esta intuición aún más lejos al explorar cómo la memoria se inscribe en el cuerpo.

En esta pieza, que utiliza tecnología de realidad virtual, el espectador se ve inmerso en un entorno donde los gestos, las posturas y las miradas funcionan como huellas vivas del pasado. Es una experiencia sensorial y conceptual que obliga a repensar qué es lo que queda cuando la historia no se puede escribir con palabras.

La cita del domingo en el Museo del Cine (Caffarena 51, La Boca) será mucho más que una charla o una proyección: se trata de una invitación a repensar el modo en que construimos nuestros relatos históricos.

En un contexto mundial donde el revisionismo histórico convive con la desinformación y las narrativas manipuladas, las propuestas de Martínez-Zárate adquieren una relevancia particular.

El acceso al evento estará incluido con la entrada al museo, lo que amplía su alcance y permite que un público diverso se acerque a esta reflexión.

Pablo Martínez-Zárate no es un desconocido en el ámbito del cine de ensayo ni en el terreno del pensamiento crítico.

Ha presentado su obra en espacios como el Museo del Palacio de Bellas Artes y el Centro Cultural de España en México, además de participar en festivales internacionales como Ambulante, DocsMX, MIDBO y IDFA.

Además, ha desarrollado una intensa labor académica desde la Universidad Iberoamericana, donde dirige el Laboratorio Iberoamericano de Documental (IberoDocsLab), un espacio de creación y experimentación colectiva.

Su trabajo, a medio camino entre la práctica artística y la investigación social, le ha permitido abrir nuevas rutas para el cine documental. Libros como “Los poderes de la imagen” (2018), “Máquinas para ver y oír al límite del tiempo” (2021) y “Eccentric Pedagogy. Artistic Research in times of crisis” (2023) profundizan en esa mirada que entiende la imagen no como representación, sino como gesto de cuidado, acto de resistencia y forma de construir comunidad.

En este sentido, su visita a Buenos Aires se inscribe en una serie de encuentros internacionales que buscan fomentar el cruce entre archivo, cuerpo y territorio.

No es casual que el Museo del Cine sea el espacio elegido: se trata de una institución que en los últimos años ha potenciado su agenda crítica y expandido sus límites más allá de la exhibición tradicional.

“Lo que me interesa no es solo mostrar películas, sino activar preguntas. Y eso solo es posible si entendemos al archivo como un espacio de disputa, como una zona donde todavía es posible imaginar otros futuros”, sostiene el realizador.

Su postura se alinea con corrientes contemporáneas de pensamiento que ven en el arte una herramienta capaz de intervenir en lo político, no desde la propaganda, sino desde la sensibilidad.

Como periodista, presenciar estas búsquedas me interpela profundamente: en un mundo saturado de imágenes y relatos prefabricados, el gesto de volver al archivo con una mirada crítica y poética es, también, un acto de valentía.

Martínez-Zárate no solo piensa con la cámara, sino que invita a pensar con el cuerpo, con el tiempo, con la historia. Y eso, en tiempos de inmediatez y olvido, es profundamente necesario.