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Claudia Mizzi, la mujer detrás de las mejores milanesas de La Boca

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En el corazón de La Boca, una mujer transformó una simple milanesa en un ícono barrial. Claudia Mizzi, cocinera del Centro de Desarrollo Infantil Benito Quinquela Martín, nunca imaginó que sus platos conquistarían no solo a los niños del lugar, sino también a los padres y vecinos que hoy elogian su sazón como un verdadero arte culinario.

Es increíble cómo algo tan sencillo como una milanesa puede tener tanta repercusión. Para mí, el secreto está en el amor con el que cocino.

Siempre digo que el sabor también viene de las ganas que uno le pone”, dice Claudia con una sonrisa tímida y llena de orgullo.

Claudia comenzó su camino en el CEDI Quinquela Martín a los 22 años, no entre ollas y sartenes, sino como cuidadora de recién nacidos. “Fueron tres años de estar con los mismos chicos, verlos crecer y egresar fue como despedirme de una parte de mí”, recuerda emocionada.

Sin embargo, el cariño por el lugar y su misión la llevó a quedarse y asumir nuevos desafíos, hasta que, hace siete años, decidió tomar el delantal y seguir los pasos de Mónica Sierra, la cocinera anterior.

“Mónica me enseñó los trucos básicos, pero yo le agregué mi toque personal. No te puedo dar la receta exacta, pero te aseguro que el amor es el ingrediente principal”, cuenta Claudia entre risas. Hoy, sus milanesas no solo son un plato, sino una tradición barrial.

Los Centros de Desarrollo Infantil (CEDI) son mucho más que comedores: son refugios para los niños y sus familias.

En el Quinquela Martín, construido en un terreno que perteneció al icónico pintor argentino, se ofrece atención integral para niños de 45 días a 3 años, con un ambiente seguro y actividades educativas y lúdicas.

Claudia, quien crió a sus cuatro hijos como madre soltera, encuentra en el CEDI más que un trabajo: “Para mí, este lugar fue una ayuda enorme.

Mis hijos crecieron aquí y, gracias a eso, yo podía trabajar y cuidarlos al mismo tiempo. Hoy mi hija mayor sigue este camino y es asistente de primera infancia en otro centro. Es como cerrar un círculo”, relata emocionada.

El CEDI no solo alimenta a los niños físicamente, sino también emocionalmente. Muchos de los pequeños provienen de hogares donde, lamentablemente, el comedor es el único lugar donde reciben una comida completa.

“Saber que los chicos salen de acá con la pancita llena me llena de felicidad, pero también de conciencia sobre la realidad que viven muchas familias”, explica Claudia.

El impacto de Claudia y su labor en el Quinquela Martín no solo se mide en platos servidos, sino en los recuerdos que deja en quienes pasaron por allí. “Hay padres que vuelven después de años y me dicen que sus hijos todavía recuerdan mis comidas. Eso para mí no tiene precio”, comparte.

Bajo la gestión del jefe de Gobierno Jorge Macri, el CEDI fue reacondicionado para recibir a 80 niños y ofrecerles una atención de calidad.

Este es uno de los 20 establecimientos de la Ciudad que trabajan para garantizar un desarrollo saludable en los primeros años de vida.

Claudia Mizzi no buscaba la fama, pero encontró en las milanesas un vehículo para transformar vidas.

En cada plato, ella entrega no solo sabor, sino amor y dedicación, convirtiéndose en un ejemplo vivo de cómo el trabajo cotidiano, hecho con el corazón, puede dejar una marca imborrable en una comunidad.