Los aumentos en las tarifas de servicios públicos en Argentina han impactado de manera significativa en la clase media, que se enfrenta a un deterioro constante de su poder adquisitivo. Las tarifas de gas, luz, agua y transporte han experimentado incrementos drásticos en 2024, dificultando la capacidad de las familias para cubrir sus necesidades básicas. Este fenómeno se ha convertido en una preocupación creciente para muchos hogares, que ven cómo sus ingresos se ven cada vez más erosionados por el alza en los precios.
Las cifras son alarmantes según señala un estudio del Foro Multisectorial contra los Tarifazos, junto a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales: en ciertos casos, los precios de la energía han aumentado hasta un 758,6%, mientras que los salarios apenas han crecido alrededor del 154%. Esta disparidad ha llevado a muchas familias a rediseñar su presupuesto mensual, priorizando el pago de tarifas básicas por encima de otros gastos.
El concepto de «pobreza energética» se ha vuelto cada vez más relevante, ya que muchas personas deben destinar más del 10% de sus ingresos a cubrir sus cuentas de servicios, un escenario que afecta especialmente a los sectores medios y bajos.
Mayor porcentaje de ingresos para servicios
El impacto de estos tarifazos en el poder adquisitivo es evidente. En solo un año, la proporción de ingresos destinados a servicios básicos ha pasado del 6,5% al 12,5%. Este aumento en el porcentaje de ingresos dedicado a tarifas significa que las familias disponen de menos recursos para otros gastos esenciales, lo que agrava su situación económica y limita su capacidad de consumo.
Con el fin de ajustar sus presupuestos, muchas familias se ven obligadas a reducir sus gastos en entretenimiento y ocio. Actividades que antes eran parte de la rutina familiar, como salir a cenar o asistir a eventos, ahora son vistas como un lujo inalcanzable. Este recorte en el consumo no solo afecta la calidad de vida de las familias, sino que también tiene repercusiones en la economía local, donde disminuye la demanda de bienes y servicios.
El endeudamiento se ha convertido en una estrategia común para hacer frente a estos aumentos. Muchas personas recurren a créditos y préstamos para cubrir gastos corrientes, lo que agrava aún más su situación financiera. Este ciclo de deuda crea una presión adicional sobre los hogares, que se ven atrapados en una espiral de gastos crecientes y una capacidad de pago limitada.
Por último, la desigualdad se intensifica en un contexto donde los aumentos de tarifas desmedidos benefician a unos pocos mientras perjudican a muchos. La brecha entre diferentes niveles de ingresos se amplía, afectando el tejido social y económico del país. En resumen, los tarifazos en servicios públicos han dejado a la clase media en una situación crítica, obligando a miles de familias a replantear sus prioridades y enfrentar un futuro incierto.
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