
Roma. La situación de los ancianos es preocupante en Italia, ya que se trata de una población cada vez mayor que lucha con la pobreza generalizada, a menudo con problemas de movilidad y muchas dolencias, tanto que el 80% tiene al menos tres enfermedades crónicas.
Se trata de 2,7 millones de personas, de 75 años o más, obligadas a vivir sin un apoyo social de ningún tipo, que tienen dificultades económicas y de vivienda, según un reporte del Instituto Nacional de Estadística Italiano (ISTAT).
El informe, titulado “Los ancianos y sus demandas sociales y sanitarias”, fue realizado en el marco de la colaboración con la Comisión para la Reforma de la Asistencia Sanitaria y Sociosanitaria para la población anciana, establecida en el Ministerio de Salud y presidida por monseñor Vincenzo Paglia.
Los resultados se proponen analizar -en base a datos de 2019, cuando todavía no había comenzado la pandemia de coronavirus- las condiciones de fragilidad y la demanda de asistencia social y sanitaria de las personas de al menos 75 años. Sobre una población de referencia de unos 6,9 millones de mayores de 75 años, más de 2,7 millones presentan graves dificultades motoras, comorbilidades, compromiso en la autonomía para realizar actividades cotidianas de cuidado personal.
Entre ellos, 1,2 millones no cuentan con la ayuda adecuada y alrededor de 1,3 millones de personas mayores de 75, sobre un total de casi 7 millones (18,8%) declararon que no reciben ninguna ayuda adecuada en relación con las necesidades cotidianas.
Más grave aparece la necesidad de quienes están completamente solos. Se trata de más de 638.913 personas, o convivientes con otros ancianos (372.735), para un total de más de un millón de personas (14,7%) que viven, por lo tanto, en soledad o con un cónyuge que está en su misma situación.
En relación con las enfermedades, el reporte evidencia una fuerte demanda sanitaria por parte de la población anciana: de hecho, el 80% sufre al menos tres patologías crónicas, otro 80% tiene graves limitaciones motoras y al menos un tercio presenta un severo compromiso de las actividades de cuidado personal y/o instrumentales para llevar adelante la vida cotidiana.
La situación es muy alarmante, teniendo en cuenta que una buena parte de los ancianos solos -alrededor de 100 mil- vive sin recursos sociales ni relacionales, sin ayudas ni tratamientos.
Una porción de personas, por tanto, que se encuentra en la parte más baja de los ingresos y son candidatos a llenar hospitales y asilos de ancianos. Por esta razón, los redactores del informe instan a “apoyarlos de todas las formas en sus hogares, incluso a través de un robusto apoyo social y económico, que permita responder a las necesidades reales de estas personas mayores, como garantía del derecho a la asistencia plenamente exigible, según el principio de equidad social”.
El informe indignó a la Unión de Consumidores, que habló de “datos vergonzosos, porque abandonar a sí mismos a los ancianos no es digno de un país civilizado”.
Además, solicitó que se potencien las “ayudas domiciliarias para no obligar a los ancianos a ingresar a asilos, apoyándolos tanto desde el punto de vista económico como social en sus casas, asistiéndolos en sus necesidades cotidianas”.
En el mismo sentido se expresó la CODACONS (asociación sin fines de lucro para la defensa del medio ambiente y los derechos de los usuarios y consumidores) que juzgó la situación de los ancianos “indigna de un país civilizado”.
“Es una vergüenza que los ancianos en Italia sean dejados atrás y que una cantidad tan consistente de personas necesitadas no reciba la ayuda a la que tiene derecho y en cambio, viva en condiciones de indigencia”, afirmó la asociación. (ANSA).
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