
El Parque Los Andes volvió a respirar. Tras años de ocupación irregular y comercio ilegal, el operativo desplegado por el Gobierno porteño para desalojar a más de 5.000 manteros transformó por completo la zona.
A un mes del desalojo, los vecinos aseguran que la tranquilidad regresó y que hoy pueden disfrutar el espacio verde sin miedo ni hacinamiento.
Los vecinos me contaron que ahora disfrutan el parque sin miedo. Es maravilloso que lo hayamos recuperado, celebró el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, durante una recorrida reciente.
A su lado, el ministro de Seguridad, Horacio Giménez, y el secretario de Seguridad, Maximiliano Piñeiro, respaldaron la continuidad de esta política de orden público.
“El orden nos permite vivir tranquilos”, agregó Macri, convencido de que la recuperación del espacio común no es una medida aislada sino parte de una estrategia de seguridad integral.
Lo que sucedía en el Parque Los Andes era, según los funcionarios porteños, una ocupación sistemática del espacio público por parte de redes ilegales de comercialización.
Más de 5.000 manteros ofrecían mercadería de forma clandestina, en muchos casos sin controles bromatológicos ni fiscales.
El 3 de mayo, con un despliegue inédito en la zona, la Ciudad ejecutó un operativo en el que participaron 200 agentes de la Policía de la Ciudad y 110 inspectores de Espacio Público. ¿El resultado? Se evitó una nueva instalación masiva y se secuestraron más de 6.700 bultos de productos ilegales.
El plan fue claro: desalojar, custodiar y ordenar. Desde entonces, 16 agentes patrullan el parque día y noche. Las ferias legales siguen funcionando con normalidad.
La Feria Manualista —de viernes a domingo y feriados— reúne a más de 3.700 emprendedores registrados que venden desde artesanías en cuero y tela hasta bijouterie y juegos didácticos.
La Feria Itinerante de Abastecimiento Barrial (FIAB), por su parte, opera los viernes en Concepción Arenal al 4100, ofreciendo productos frescos y de primera necesidad.
No se trató solo de liberar el parque: fue un mensaje hacia el resto de los puntos conflictivos de la Ciudad. Retiro, Once, Constitución, Flores, Caminito, Parque Centenario, Aeroparque, Plaza de Mayo, Plaza Lavalle y hasta las veredas del Congreso ya vivieron operativos similares.
En total, desde 2024, más de 15 mil manteros fueron desalojados de la Ciudad. Eran 421 cuadras tomadas que ahora, según el Gobierno, fueron devueltas a los porteños.
“El espacio público es de todos. Nadie puede apropiárselo”, insistió Macri. Pero también bajó un mensaje más complejo: “A veces tenemos una mirada romántica.
Pensamos que todos los manteros son personas honestas que no tienen otra alternativa. Y sí, hay casos así. Pero también hay organizaciones oscuras detrás de ellos. Grupos mafiosos que utilizan a gente vulnerable para instalar verdaderos mercados paralelos”.
El operativo en Chacarita fue planificado en conjunto con la Justicia, lo que garantizó que la medida no fuera meramente simbólica.
Las autoridades buscan que el cambio sea duradero. “Es una política de Estado”, sentenció el ministro Giménez. Y lo conectó con otras acciones, como la lucha contra los “trapitos” o el control del narcomenudeo en barrios populares.
Los vecinos, que durante años reclamaron una solución al caos en el Parque Los Andes, hoy celebran la recuperación. “Antes no se podía ni caminar.
Todo estaba tomado. Y si decías algo, te insultaban. Ahora vengo con mis nietos, nos sentamos en el pasto y hay paz”, cuenta Norma, vecina del barrio desde hace más de tres décadas. Las voces se repiten: más seguridad, más espacio, más orden.
Sin embargo, no faltan críticas ni reparos. Algunas organizaciones sociales advierten que desalojar sin ofrecer alternativas laborales sostenibles puede alimentar otros focos de conflicto.
Desde la gestión porteña aseguran que aquellos que deseen integrarse a ferias formales y cumplir los requisitos, tienen las puertas abiertas. “Nadie está en contra del trabajo. Pero tiene que ser dentro de la ley”, remarcan desde el Ministerio de Espacio Público.
Lo cierto es que la medida no pasa inadvertida. Para muchos comerciantes de la zona, fue un alivio. Durante años compitieron contra productos ilegales que no pagan impuestos, sin garantías de calidad. “Volvimos a respirar. Volvimos a vender”, sintetiza Luis, dueño de un local sobre avenida Corrientes.
Mientras tanto, la Ciudad promete que no habrá marcha atrás. “Vamos a sostener esta política. No es contra nadie, es a favor del vecino”, afirma Macri, que ya piensa en replicar este modelo en otras comunas.
Estuve en el Parque Los Andes y no hizo falta preguntar demasiado. Alcanzó con mirar alrededor: familias, juegos, mate en el pasto y una tranquilidad que parecía olvidada.
No se trata solo de manteros o de ferias. Se trata de quién tiene derecho a usar y disfrutar el espacio público. Y esa respuesta, al menos en Chacarita, parece haberse saldado.