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El Repara Móvil llegó para quedarse en los barrios porteños

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En plena era del consumo rápido y descartable, el Gobierno porteño da un giro necesario: lanzó “Reparar es Circular”, una iniciativa que apuesta por alargar la vida útil de los objetos y recuperar el valor de lo que otros desechan.

Con talleres barriales y un Repara Móvil equipado para actuar como taller ambulante, el programa promueve el consumo responsable y el cuidado del ambiente.

Queremos que la reparación vuelva a ser un hábito cotidiano, que las personas aprendan a arreglar y cuidar sus cosas, no solo por una cuestión económica, sino también por compromiso con el planeta, señalaron desde la Subsecretaría de Ambiente, al presentar el programa en conjunto con el Club de Reparadores.

La Ciudad de Buenos Aires profundiza su estrategia de Economía Circular con la puesta en marcha del programa “Reparar es Circular”, una propuesta conjunta entre la Subsecretaría de Ambiente y el Club de Reparadores, que busca resignificar los vínculos entre las personas y los objetos que usan diariamente. La idea es sencilla pero poderosa: antes de tirar, reparar.

Uno de los ejes centrales del programa es el Repara Móvil, una camioneta equipada con herramientas, insumos y espacio de trabajo, que recorre distintos barrios porteños funcionando como taller itinerante.

Allí se dictan talleres gratuitos y abiertos al público, donde los vecinos pueden llevar sus objetos en desuso —desde electrodomésticos hasta prendas de ropa, libros o bicicletas— para aprender a repararlos o recibir ayuda técnica para hacerlo.

A través de estos encuentros barriales, se promueve no solo la recuperación de productos que podrían terminar como basura, sino también una mirada crítica sobre los hábitos de consumo actuales.

Según cifras del Gobierno porteño, en la Ciudad se generan más de 7.500 toneladas de residuos por día, de las cuales una gran parte corresponde a objetos que podrían haber tenido una segunda oportunidad. Reducir esa cantidad es uno de los grandes desafíos que enfrenta hoy el sistema urbano.

Pero el proyecto va más allá de lo ambiental: también busca revalorizar oficios que han sido desplazados por la lógica de lo desechable.

En cada jornada del Repara Móvil se abre espacio para que técnicos, costureros, bicicleteros y reparadores en general compartan sus saberes y accedan a nuevas redes de contacto. De este modo, la reparación se convierte en una oportunidad de formación, trabajo y encuentro comunitario.

“Queremos instalar la cultura de la reparación como un hábito sostenible, pero también como un movimiento social que fortalece oficios, genera oportunidades de empleo y nos invita a reconectar con la idea de cuidar lo que tenemos”, explicó uno de los referentes del Club de Reparadores, una organización que desde 2015 impulsa la reparación como acto político, ecológico y afectivo.

El Repara Móvil visitará durante 2025 más de 30 puntos de la Ciudad, en una agenda que contempla comunas del norte, sur, centro y oeste porteño. Las fechas y ubicaciones se anuncian a través de las redes sociales del Gobierno de la Ciudad y del Club de Reparadores.

La participación es libre y gratuita, aunque se recomienda llegar con tiempo y con los objetos previamente evaluados para saber si la reparación es viable.

En cada encuentro también se brindan tips de mantenimiento y prevención, como limpiar filtros de electrodomésticos, revisar cables, coser costuras antes de que se desgasten por completo o aceitar partes móviles en bicicletas, para que los objetos duren más.

A su vez, se entregan guías prácticas y se promueven tutoriales online para quienes quieran continuar aprendiendo en casa.

Otro aspecto clave del programa es la articulación con el sector privado: empresas de tecnología, electrodomésticos y transporte son convocadas a sumarse a la iniciativa mediante convenios que permitan facilitar repuestos, capacitar técnicos o incluso recuperar piezas útiles de productos desechados.

Esta red de colaboración es vista como un motor para profesionalizar la actividad y escalar el impacto positivo del proyecto.

Los beneficios son múltiples y evidentes. Reparar ayuda a reducir residuos, evita emisiones derivadas de la producción de nuevos bienes, promueve la soberanía tecnológica, fomenta la economía circular y fortalece los lazos comunitarios.

A nivel global, la reparación es una tendencia en auge: ciudades como Ámsterdam, París o Barcelona ya cuentan con políticas públicas que priorizan la recuperación de objetos como parte central de su transición ecológica.

En la Argentina, la cultura de la reparación tiene raíces profundas —desde los históricos “arregladores de todo” hasta los talleres de barrio—, pero necesita ser revalorizada frente a un modelo de consumo que empuja al descarte.

Programas como este buscan revertir esa lógica, apostando por un cambio cultural que tenga impacto real y duradero.

Como vecino porteño, sé lo difícil que puede ser encontrar dónde reparar un electrodoméstico o quién sepa cómo arreglar una rueda de bici.

Pero también sé que cuando se abre un espacio para compartir saberes y herramientas, la respuesta es inmediata.

Hay ganas, hay talento y hay necesidad. “Reparar es Circular” no solo responde a eso: lo canaliza, lo potencia y lo convierte en acción concreta.

En tiempos donde todo parece hecho para romperse rápido, este programa es una bocanada de aire fresco: no solo repara objetos, también restaura valores.

Como periodista y vecino, celebro que la Ciudad apueste por una política pública que pone en el centro algo tan simple y poderoso como volver a cuidar lo que ya tenemos.