
La Ciudad y el conurbano se preparan para una jornada marcada por fuertes tormentas, ráfagas intensas y caída de granizo.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) lanzó un alerta naranja para este martes, con pronósticos que anticipan entre 70 y 80 milímetros de agua acumulada en pocas horas, lo que podría generar anegamientos, cortes de luz y complicaciones en la circulación.
“Estamos ante un evento de gran intensidad que puede provocar situaciones de riesgo. Es fundamental que la población tome las medidas de prevención y respete las recomendaciones oficiales”, señaló un vocero del SMN en diálogo con la prensa, subrayando la necesidad de atender las advertencias para evitar accidentes y daños materiales.
El organismo oficial precisó que las tormentas previstas podrían superar localmente los valores estimados, lo que aumenta las chances de inundaciones repentinas en zonas bajas o con sistemas de desagües ya saturados.
Los especialistas advierten que este tipo de fenómenos, cada vez más frecuentes, responden también a patrones climáticos vinculados con el cambio climático, que intensifica la variabilidad y potencia los extremos meteorológicos.
Las autoridades porteñas y bonaerenses emitieron recomendaciones tanto para peatones como para automovilistas.
Entre las medidas más destacadas se encuentra la de no circular por calles anegadas, evitar estacionar bajo árboles, retirar objetos de balcones o terrazas que puedan ser arrastrados por el viento, y asegurar materiales de construcción que puedan transformarse en proyectiles peligrosos.
En materia de tránsito, la advertencia es clara: manejar con luces encendidas, cinturón de seguridad abrochado y velocidad reducida.
Las lluvias, además de disminuir la visibilidad, modifican la adherencia de los neumáticos al asfalto, lo que multiplica los riesgos de colisiones.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) recordó que “las distancias de frenado pueden duplicarse en calzada mojada, por lo que cada conductor debe ser consciente de que la prudencia es el único camino seguro”.
Las experiencias pasadas muestran lo que puede ocurrir cuando se subestima este tipo de alertas. En 2013, la trágica inundación de La Plata dejó 89 víctimas fatales y miles de familias damnificadas por no haberse tomado medidas preventivas a tiempo.
Aunque cada episodio tiene sus particularidades, los especialistas insisten en que la preparación comunitaria y la responsabilidad individual marcan la diferencia.
Vecinos de distintos barrios porteños ya manifestaron su preocupación en redes sociales, especialmente en zonas tradicionalmente afectadas como Villa Crespo, Palermo y Caballito.
“Cuando caen más de 60 milímetros en dos horas, acá no hay desagüe que aguante”, comentó Nora, comerciante de la avenida Warnes.
El Gobierno de la Ciudad reforzó cuadrillas de emergencia para mantener liberados los sumideros y atender llamados al 103 (Emergencias en la vía pública). Además, el SAME recordó que el número 107 está habilitado las 24 horas para urgencias médicas, mientras que el SMN mantiene actualizaciones permanentes en su portal oficial.
Otro punto crítico es el manejo de la basura. Las autoridades insistieron en la necesidad de respetar el horario de recolección (de 19 a 21 horas, de domingo a viernes) y colocar siempre los residuos dentro de los contenedores, ya que las bolsas en la vía pública pueden tapar sumideros y agravar los anegamientos.
“Cada bolsa de basura en la calle puede transformarse en un tapón que genere un desborde. Es una responsabilidad compartida de todos los vecinos”, destacó un comunicado oficial.
En paralelo, se aconseja no tocar columnas de alumbrado ni cables eléctricos, y mantenerse alejado de zonas arboladas en medio de vientos fuertes, ya que la caída de ramas o postes se vuelve más frecuente en estos escenarios.
Los especialistas remarcan que la clave está en la prevención. “No se trata solo de esperar a que pase la tormenta, sino de actuar de manera anticipada para reducir riesgos.
Lo vimos una y otra vez: lo que parece un detalle menor, como retirar una maceta de un balcón, puede evitar una tragedia”, apuntó un ingeniero del Instituto Nacional del Agua (INA).
La magnitud del evento climático obliga también a pensar en un debate más profundo: cómo preparar a las ciudades para enfrentar fenómenos extremos que ya no son excepcionales.
Planificación urbana, infraestructura pluvial, campañas de concientización y políticas ambientales sostenidas son parte de una agenda que cobra urgencia en cada tormenta de gran escala.
Mientras tanto, la recomendación inmediata es clara: quedarse en casa siempre que sea posible, evitar traslados innecesarios y mantener los números de emergencia a mano. Cada decisión individual puede marcar la diferencia en una jornada que se anticipa complicada.
El temporal que se avecina no será el último ni el más fuerte que nos toque atravesar, pero sí puede ser una oportunidad para tomar conciencia de que los riesgos se reducen si actuamos con responsabilidad colectiva. Las tormentas pasan, pero las consecuencias de la imprudencia quedan.