
Un hecho tan sorprendente como indignante sacudió a los vecinos y usuarios de redes sociales: un hombre capturó a dos gansos de los lagos de Palermo y los trasladó de manera ilegal a la pileta de su vivienda.
Las imágenes del episodio, registradas por un amigo y difundidas en internet, generaron repudio inmediato y preocupación por el bienestar de los animales.
“Estamos frente a un caso de maltrato animal y de apropiación indebida de fauna silvestre. No se trata de una travesura: es un delito”, señalaron desde la División de Delitos Ambientales de la Policía de la Ciudad, que tomó intervención tras la viralización de los videos.
El material muestra con crudeza el accionar del joven: primero se acerca a los gansos en la avenida Sarmiento, frente al Planetario, ofreciéndoles migas de pan para distraerlos.
En un movimiento brusco, los agarra del cuello y corre hacia un auto detenido, donde los introduce para llevárselos. La secuencia desató indignación no solo por la violencia utilizada, sino por el hecho de arrancar a los animales de su hábitat natural.
Horas más tarde, un segundo video reveló a los gansos en una pileta particular, donde flotaban sobre el agua tratada con cloro.
Para los especialistas, esta situación es peligrosa: las aves pueden sufrir lesiones en la piel y las mucosas, además de intoxicación, porque no están adaptadas a ese tipo de químicos.
La causa quedó en manos de la Policía de la Ciudad, que investiga de oficio para identificar al responsable.
En paralelo, organizaciones proteccionistas exigieron que se apliquen sanciones ejemplares. “Estos animales no son mascotas, forman parte de un ecosistema urbano que debemos respetar y proteger”, advirtieron desde una ONG que trabaja en la zona de Palermo.
El valor ambiental de los lagos de Palermo
El escenario donde se produjo este hecho no es cualquier rincón de la Ciudad. Los lagos de Palermo constituyen uno de los pulmones verdes más grandes de Buenos Aires, con una superficie cercana a los 92.000 metros cuadrados y una profundidad máxima de seis metros.
Allí conviven especies emblemáticas como los gansos, el carau y el macá, además de peces como dorados, sábalos y pejerreyes de lomo negro.
Los especialistas en biodiversidad señalan que en apenas dos horas de observación pueden identificarse más de 30 especies de aves distintas.
Este espacio, además de ser atractivo turístico y recreativo, cumple una función vital para el equilibrio ambiental de la Ciudad. El arrebato de animales no solo afecta a los ejemplares, sino que altera el funcionamiento del ecosistema.
Maltrato y legislación vigente
En la Argentina, el maltrato animal está contemplado en la Ley 14.346, que sanciona a quienes inflijan sufrimiento innecesario a los animales.
Además, en el caso de fauna silvestre, existen normativas específicas que regulan la tenencia, traslado y cuidado de especies. El robo de los gansos podría encuadrarse en varias de estas figuras, lo que agravaría la situación judicial del responsable.
Los expertos remarcan que, más allá de las sanciones, lo central es visibilizar la necesidad de convivencia respetuosa con los animales que habitan los espacios públicos. “Es un error pensar que por estar en la Ciudad son menos silvestres. Estos animales requieren un ambiente natural para sobrevivir y no deben ser tratados como objetos de entretenimiento”, subrayó un veterinario especialista en fauna urbana.
Un debate que se instala en la Ciudad
La viralización de estos videos volvió a poner en agenda la discusión sobre el cuidado de los espacios verdes y de la fauna que los habita.
Muchos vecinos destacaron que, con frecuencia, se observan personas que alimentan de manera inadecuada a las aves o que buscan interactuar con ellas sin considerar sus necesidades reales.
El episodio también despertó preguntas sobre la falta de controles más estrictos en zonas de gran afluencia.
Mientras algunos reclaman más presencia policial o guardaparques, otros insisten en la importancia de campañas educativas que refuercen la conciencia ciudadana.
Lo que comenzó como un video viral en tono de broma terminó por exponer un problema serio: la relación entre los porteños y su fauna urbana.
Los gansos robados de los lagos de Palermo no solo representan dos víctimas de un acto irresponsable, sino también un llamado de atención sobre la forma en que cuidamos —o descuidamos— nuestros espacios comunes.