
La Ciudad de Buenos Aires vive una semana inédita: miles de programadores, emprendedores y especialistas de todo el mundo convirtieron a La Rural en el corazón de la innovación tecnológica global gracias a Devconnect, un festival del ecosistema cripto que no solo agotó sus 16 mil entradas, sino que además dejó en claro que el futuro financiero y digital ya está entre nosotros.
“Lo más poderoso de este encuentro es que demuestra hasta qué punto la tecnología puede transformar la vida cotidiana si contamos con reglas claras, simples y modernas”, se escuchó en uno de los auditorios repletos, en un clima donde cada charla parecía anticipar los próximos años de la economía digital.
A lo largo de la feria, se multiplican las experiencias, los anuncios y las demostraciones en vivo. Más de 8.000 especialistas llegados de 130 países participan activamente de los debates que atraviesan desde inteligencia artificial aplicada a soluciones urbanas hasta la tokenización de activos y el desarrollo de contratos inteligentes sin intermediarios.
Todo en un marco donde los organizadores proyectan un impacto económico superior a los USD 50 millones, cifra que confirma la magnitud del evento y su relevancia para la región.
El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, marcó la importancia estratégica del encuentro al compartir escenario con Vitálik Buterin, cofundador de Ethereum y una de las mentes más influyentes del universo cripto.
Durante la recorrida, reafirmó la decisión de la Ciudad de “acompañar con un marco legal moderno y simple que asegure libertad, seguridad y previsibilidad”, comprometiéndose a sostener un ecosistema que crece de forma acelerada y que hoy es vital para miles de emprendedores.
Desde mi perspectiva, haber visto a Buenos Aires convertida en epicentro de esta conversación global me permitió dimensionar la potencia del movimiento.
En la Argentina ya hay más de 10 millones de usuarios de criptoactivos, casi una cuarta parte de todo el volumen utilizado en América Latina.
Es una adopción que no se limita al trading: hoy incluso se pagan servicios urbanos, impuestos y consumos diarios con criptomonedas a través de billeteras digitales o códigos QR. Esa familiaridad con la tecnología posiciona al país en un lugar único frente a la región.
Los ocho “distritos” temáticos que conforman la feria funcionan como verdaderos laboratorios abiertos: IA, gaming, tokenización, fintech, DeFi, regulación y otros segmentos concentran proyectos de startups, universidades, empresas globales y equipos independientes.
Allí encontré desde charlas técnicas de alto nivel hasta talleres introductorios pensados para quienes recién empiezan.
Se mezclan hackathons colaborativos, networking continuo, coworking espontáneo y exhibiciones que muestran aplicaciones reales de la tecnología blockchain, todas presentadas con claridad y una fuerte búsqueda de impacto práctico.
Devconnect no se limita a La Rural. En toda la Ciudad se desarrollan más de 300 eventos satélites en sedes públicas y privadas, universidades, centros culturales y auditorios.
Buenos Aires entera parece alinearse con la idea de convertirse en un polo de innovación, en sintonía con el programa “BA Cripto”, impulsado por el Gobierno porteño para posicionarla como hub regional de tecnología financiera.
Esta estrategia viene acompañada de políticas concretas: se habilitaron pagos con cripto para el ABL, patentes, trámites no tributarios y otros servicios. Además, se conformó una mesa de trabajo con actores centrales del ecosistema —Fundación Ethereum, ONG Bitcoin, exchanges locales, Binance, Bitso y otros— que permitió construir un conocimiento colectivo y una regulación que no obstaculiza, sino que potencia.
Para quienes seguimos de cerca la evolución del ecosistema, es un mensaje fuerte: la Ciudad quiere ser parte del futuro, no una espectadora.
Mientras camino entre los distintos distritos de la feria, la sensación es que Devconnect marca un antes y un después.
La combinación de conocimiento técnico de alto nivel, inversión internacional, espíritu colaborativo y una administración local decidida a acompañar podría convertir a Buenos Aires en uno de los nodos más influyentes de América Latina en materia cripto. Y para quienes vivimos aquí, es imposible no sentir una mezcla de orgullo y expectativa.
El sábado será el cierre, pero la impresión es que lo que queda después es más grande que el evento en sí: una red de contactos global, nuevas oportunidades para emprendedores y un impulso que puede redefinir la relación de la Ciudad con la innovación.
Al finalizar mi recorrido, me voy con una certeza: Devconnect no es solo un festival tecnológico, es una señal clara de hacia dónde se mueve el mundo y del rol que Buenos Aires está dispuesta a jugar en esa transformación.



