
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, la Ciudad de Buenos Aires dio un paso clave hacia una educación más consciente y saludable: el 16 de octubre se puso en marcha el primer testeo del “menú escolar sustentable” en la Escuela Primaria Común N.º 2 D.E. 2 “Juan Larrea” y el Jardín de Infantes Integral N.º 1 D.E. 7 “Andrés Ferreyra”.
Se trata de una iniciativa que busca mejorar la calidad nutricional de las comidas escolares, promover el consumo de alimentos de origen vegetal y reducir el impacto ambiental del sistema alimentario.
Queremos que las chicas y los chicos aprendan, desde la mesa escolar, que lo que comemos también puede cuidar el planeta, expresó Angélica Gómez Pizarro, gerente operativa de Educación para la Sustentabilidad del Ministerio de Educación de la Ciudad.
“El sistema alimentario es responsable de una parte significativa de las emisiones de carbono. Incluir menús sustentables en las escuelas no solo reduce ese impacto, sino que también educa en valores de respeto por el ambiente y la salud”, agregó.
El programa piloto comenzó en dos instituciones educativas porteñas y se enmarca dentro de la red internacional impulsada por Bloomberg Philanthropies, de la que también participan ciudades de Brasil, Colombia, México, Canadá y Uganda.
El objetivo principal es triple: fomentar una alimentación más diversa y equilibrada para los estudiantes, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la producción y el transporte de alimentos, y promover hábitos sostenibles dentro y fuera de las aulas.
El menú diseñado para este testeo prioriza alimentos que suelen tener bajo consumo en la dieta argentina pero que son altamente nutritivos, como las legumbres.
Por ejemplo, se incorporan preparaciones con lentejas, garbanzos y porotos, acompañadas de vegetales de estación, cereales integrales y frutas frescas.
Estas propuestas se elaboran con el asesoramiento de nutricionistas y especialistas en sustentabilidad alimentaria, asegurando tanto el equilibrio nutricional como la reducción del impacto ambiental.
La iniciativa está a cargo de la Gerencia Operativa de Educación para la Sustentabilidad y la Dirección General de Servicios a las Escuelas, áreas del Ministerio de Educación porteño que vienen trabajando en estrategias para incorporar la educación ambiental a la vida cotidiana escolar.
El proyecto toma como referencia el exitoso modelo implementado en São Paulo, donde los resultados mostraron una mejora significativa en la aceptación de los alimentos vegetales entre los estudiantes y una disminución de los residuos alimentarios.
Además del cambio en los menús, la propuesta incluye una fuerte apuesta educativa: talleres y capacitaciones dirigidos a docentes, familias, cocineros y concesionarios del servicio de alimentación, con el fin de acompañar este proceso de transformación.
En paralelo, se desarrollan actividades pedagógicas vinculadas a la creación y mantenimiento de huertas escolares, prácticas de compostaje y la separación de residuos.
De esta manera, los comedores se transforman en espacios de aprendizaje integral, donde se reflexiona sobre la relación entre la alimentación, la salud y el ambiente.
En un contexto global donde la alimentación sostenible es una prioridad, la Ciudad de Buenos Aires busca consolidarse como ejemplo de políticas públicas integrales.
Según datos de la FAO, el sistema alimentario mundial genera cerca del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En ese marco, reducir el consumo de productos de origen animal e incrementar el de vegetales puede ser una estrategia clave para enfrentar el cambio climático y mejorar la salud pública.
El “menú sustentable” se concibe así no solo como una modificación dietaria, sino como una transformación cultural. “Estamos educando desde el plato”, remarcan desde el equipo del programa.
La apuesta es que los estudiantes comprendan que sus elecciones diarias —desde lo que comen hasta cómo descartan los residuos— pueden contribuir a un entorno más equilibrado y justo.
Asimismo, se prevé que este testeo inicial sea evaluado a lo largo de las próximas semanas con encuestas a las familias y docentes, análisis nutricionales y observaciones sobre la aceptación de las nuevas comidas por parte de los chicos.
En base a los resultados, el Ministerio de Educación de la Ciudad evaluará la posibilidad de expandir la propuesta a más escuelas durante 2026, incorporando gradualmente los aprendizajes obtenidos.
La implementación de este tipo de menús se enmarca también en la Ley N.º 6.292 de Educación Ambiental Integral, sancionada en la Ciudad en 2019, que promueve la incorporación transversal de la sustentabilidad en todos los niveles educativos.
En este sentido, la política alimentaria y la educación ambiental comienzan a dialogar en un mismo espacio: el comedor escolar.
De esta forma, Buenos Aires reafirma su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU, especialmente el número 2 (Hambre Cero), el 3 (Salud y Bienestar) y el 13 (Acción por el Clima).
Cada plato que se sirve en este nuevo esquema es, en definitiva, una herramienta para pensar un futuro más saludable y responsable con el planeta.
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