Durante cinco días, la Innovation Tech Week congregó a los principales actores del ecosistema emprendedor en Buenos Aires, con una agenda intensa centrada en innovación, colaboración y futuro. El evento dejó un mensaje claro: Argentina quiere y puede liderar desde la creatividad.
Del 2 al 6 de junio, la Innovation Tech Week encendió las luces sobre el talento argentino y latinoamericano, en una semana marcada por el encuentro entre startups, inversores, universidades y gobiernos. Un evento que no solo propuso ideas, sino que delineó caminos concretos para posicionar a Buenos Aires como capital de la innovación en la región.
“Si no entendemos al Estado como una startup que debe innovar, fallar rápido y mejorar continuamente, no vamos a sobrevivir al siglo XXI”, aseguró Augusto Salvatto, politólogo y autor, durante la charla El Estado Startup, uno de los momentos más potentes del martes.
Fui testigo de una verdadera sinfonía de ideas. En los salones colmados de la sede de la Innovation Tech Week, no solo se respiraba entusiasmo: se discutían herramientas, se tejían redes y, sobre todo, se compartían visiones. La propuesta fue ambiciosa y concreta: generar un espacio donde la innovación no sea solo discurso, sino acción coordinada y multisectorial.
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Más de 60 charlas y paneles abordaron temas como inteligencia artificial, GovTech, impacto social, ciberseguridad, ciudades inteligentes y economía del conocimiento.
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Participaron más de 200 oradores, entre ellos emprendedores, funcionarios, pensadores y académicos, lo que nutrió cada encuentro de una mirada diversa y plural.
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El foco estuvo puesto en el talento argentino y latinoamericano: jóvenes fundadores, programadores, diseñadores y gestores del cambio que buscan generar impacto desde este rincón del mundo.
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En la charla El Estado Startup, el jefe de bloque de la Legislatura porteña, Darío Nieto, sostuvo que “la innovación pública debe dejar de ser una excepción y transformarse en norma. Si no rediseñamos cómo funciona el Estado, estamos condenados a la obsolescencia”.
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A lo largo de la semana, se destacó el rol de la colaboración como motor del cambio. Universidades y organismos públicos debatieron junto a fondos de inversión y referentes de la industria tecnológica. Esa conjunción, pocas veces tan articulada, demostró que el futuro ya no se diseña desde la torre de marfil, sino desde la mesa común.
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Como periodista, vi cómo se construyen puentes reales: jóvenes con prototipos en mano interactuando con inversores, incubadoras y funcionarios que no solo escuchaban, sino que proponían y abrían puertas.
Uno de los anuncios más resonantes fue la confirmación de la segunda edición de TECweek, prevista para noviembre de 2025. Con el antecedente exitoso de su primera edición, el evento promete redoblar la apuesta y consolidar a Buenos Aires como un nodo estratégico de innovación en América Latina. Esta continuidad es una señal clara: hay decisión política y convicción sectorial para sostener este ecosistema a largo plazo.
La ciudad también se posiciona como anfitriona ideal: por su capital humano, su red académica, su creciente comunidad emprendedora y su apuesta por políticas que fomentan la economía del conocimiento. Es una narrativa que se va construyendo no desde el marketing, sino desde la práctica concreta.
La Innovation Tech Week fue más que una serie de eventos: fue una declaración de principios. Como periodista, me voy con la certeza de que la innovación no es solo cosa de Silicon Valley. En Buenos Aires, hay talento, visión y empuje suficiente para marcar una nueva ruta latinoamericana hacia el futuro.