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La Ciudad suma cámaras para monitorear los exámenes de motos

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La Ciudad de Buenos Aires dio un paso clave hacia la modernización y la transparencia al implementar un nuevo sistema de monitoreo para los exámenes prácticos de motos.

A través de tecnología de punta, busca asegurar que cada evaluación sea justa, objetiva y sin lugar a dudas, fortaleciendo así la confianza de los aspirantes y elevando los estándares de seguridad vial.

A través de un sistema de cámaras de alta calidad, el centro de monitoreo permite un control riguroso de todo lo que sucede en la pista.

No hay margen de duda respecto a la devolución, calificación o desenlace del examen”, aseguró César Torres, secretario de Gobierno y Vínculo Ciudadano, subrayando el impacto positivo que esta medida representa para los ciudadanos.

Como periodista que ha seguido de cerca las transformaciones en materia de seguridad vial en la Ciudad, puedo decir que esta nueva medida marca un antes y un después.

Desde abril de 2024, la pista de examen para obtener la licencia de conducir motos —ubicada en Avenida Roca— cuenta con un sistema integral de cámaras de alta definición, que permite monitorear en tiempo real cada uno de los movimientos de los aspirantes durante la prueba práctica.

Este cambio fue impulsado por la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano junto a la Dirección General de Habilitación a Conductores.

La tecnología implementada es provista por Dahua Technology, una firma reconocida internacionalmente por su equipamiento de vigilancia.

Las cámaras registran con máxima calidad de imagen y sonido, garantizando no sólo la revisión precisa de cada examen, sino también el resguardo del material ante posibles reclamos o evaluaciones posteriores.

Todo esto con un objetivo claro: fortalecer la transparencia del proceso, brindar confianza a los vecinos y evitar cualquier tipo de manipulación o favoritismo.

Este sistema ya se venía aplicando para los exámenes de automóviles, pero su incorporación en el proceso para licencias de motocicletas responde a una necesidad urgente: reducir la siniestralidad vial.

De acuerdo con datos del Observatorio de Seguridad Vial de la Ciudad, los motociclistas representan más del 40% de las víctimas fatales en accidentes de tránsito.

En este sentido, garantizar que quien conduce una moto esté debidamente capacitado no es un capricho, sino una necesidad crítica.

Además de la vigilancia en tiempo real, el circuito de evaluación fue actualizado con pruebas más exigentes y realistas.

Ya no se mide sólo la velocidad o el tiempo, sino la capacidad del aspirante para maniobrar, reaccionar y mantener el control de su vehículo en diferentes situaciones.

Por ejemplo, la prueba del “8” exige una conducción precisa a baja velocidad, mientras que el slalom y el zigzag en velocidad ponen a prueba la destreza general del conductor.

También se incorporó una exigencia simbólica pero poderosa: el uso de pantalón largo y mangas largas durante el examen, para crear conciencia sobre la protección física en caso de caídas o accidentes.

Una de las novedades más destacadas es la evaluación del motovehículo apagado. Lejos de ser un trámite menor, esta instancia inicial permite detectar problemas en las luces, frenos, balizas y demás componentes de seguridad del vehículo, que muchas veces pasan desapercibidos.

Este paso refuerza la lógica de que manejar bien empieza por conocer el estado del propio vehículo.

El modelo adoptado se alinea con lo que ya se implementa en países como España, Alemania, Francia, Chile y Estados Unidos, donde los exámenes prácticos incluyen condiciones que simulan con fidelidad situaciones de tránsito reales.

Así, se busca que el otorgamiento de una licencia no sea un mero trámite, sino la validación de una aptitud concreta.

“Con estos avances, la Ciudad reafirma su compromiso con la seguridad vial, promoviendo un sistema de licencias más transparente, confiable y alineado con las mejores prácticas internacionales”, enfatizó nuevamente Torres.

Además, reveló que la pista de Roca funciona también como centro de formación y evaluación para los examinadores y agentes de la Policía de la Ciudad, en colaboración con el Instituto Superior de Seguridad.

Esto garantiza que quienes evalúan también estén capacitados al máximo nivel, con criterios uniformes y actualizados.

Otro punto que suele generar dudas entre los vecinos es el de los requisitos para quienes ya tienen licencia de auto y quieren sumar la de moto.

En esos casos, el trámite se realiza como una ampliación de licencia, y exige los mismos pasos que si se tratara de un aspirante nuevo: exámenes psicofísicos, teóricos y prácticos.

Este punto es fundamental, porque muchas veces se cae en la falsa creencia de que tener una licencia habilita automáticamente la otra, cuando en realidad se trata de dos competencias completamente diferentes.

La conducción de motos implica otro tipo de reflejos, técnicas de frenado y equilibrio que no se exigen en los autos.

En la práctica, los requisitos son claros: ser mayor de 17 años, tener DNI vigente y presentar la documentación completa del motovehículo: cédula verde, VTVO y seguro con cobertura ante accidentes.

No cumplir con alguno de estos puntos imposibilita rendir la prueba, por lo que se recomienda verificar toda la documentación antes de sacar turno.

La implementación del sistema de cámaras no sólo beneficia a los examinadores y aspirantes, sino también a los trabajadores administrativos que gestionan el ingreso y verificación de documentos.

Con un respaldo audiovisual que graba todo el proceso, los operadores tienen menos margen de error y más herramientas para resolver conflictos si los hubiera.

Como vecino de esta Ciudad, celebro que por fin se dé este salto de calidad en la manera de evaluar y habilitar conductores.

La calle es un espacio compartido donde la preparación y la responsabilidad de cada uno puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Que ahora los exámenes sean monitoreados, más exigentes y con evaluadores capacitados no es sólo una mejora técnica: es una apuesta por cuidar la vida de todos los que compartimos el tránsito.