
Diez bomberos acaban de superar una de las instancias de formación más exigentes del sistema de emergencias del país: el curso de Operadores del Grupo Especial de Rescate (GER) del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad, una capacitación que combina técnica extrema, resistencia física y preparación mental para intervenir donde casi nadie más puede llegar.
No se trata solo de fuerza o destreza física, sino de tomar decisiones críticas en segundos, bajo presión y con vidas en juego, repiten con convicción los instructores del Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP), donde durante más de un mes se puso a prueba el límite profesional de cada uno de los aspirantes.
El curso de Operadores del GER se desarrolló en el Instituto Superior de Seguridad Pública y representó una instancia de formación avanzada orientada al perfeccionamiento de competencias técnicas y operativas para intervenciones de alta complejidad.
En esta última edición egresaron 10 nuevos operadores, de los cuales siete pertenecen al Cuerpo de Bomberos de la Ciudad, uno a la Policía de Jujuy y dos a la Prefectura Naval Argentina, lo que también refuerza el carácter federal de la capacitación.
A lo largo de más de un mes de trabajo ininterrumpido, los postulantes enfrentaron jornadas intensas de entrenamiento en tierra, aire y agua, combinando instancias teóricas con prácticas de altísimo riesgo controlado.
La formación incluyó rescate en altura mediante el uso de cuerdas, maniobras con herramientas manuales y equipos hidráulicos para el desplazamiento de grandes cargas, técnicas de descenso en estructuras elevadas y protocolos de seguridad específicos para escenarios extremos.
Una de las instancias más impactantes del curso se desarrolló en el Río de la Plata, donde los aspirantes realizaron ejercicios de nado y rescate acuático, incluyendo descensos desde helicóptero, prácticas de extracción de víctimas desde superficies inestables y maniobras de supervivencia en aguas abiertas.
A esto se sumaron ejercicios de rapel desde aeronave hasta superficie y un simulacro de descenso de víctimas desde una estructura elevada en el Viejo Puente de La Boca, a través de una tirolesa con inclinación de 45 grados.
Todo se realizó bajo estrictas medidas de seguridad, replicando situaciones reales que pueden presentarse en emergencias urbanas.
Como cierre de la etapa de máxima exigencia física, los participantes debieron completar una prueba extrema: una carrera de aproximadamente 35 kilómetros desde el barrio de Caballito hasta Ezeiza, seguida de un nado de tres kilómetros en aguas abiertas del Río de la Plata.
Esta instancia no fue solo una evaluación de resistencia corporal, sino también de trabajo en equipo, coordinación, liderazgo y capacidad de sostener el rendimiento bajo condiciones de agotamiento extremo.
El programa completo tuvo una carga total de 482 horas, distribuidas en 180 horas del curso de Auxiliares de Operadores del GER y 302 horas correspondientes al nivel de Operador.
No se trata de una formación convencional: cada módulo apunta a preparar a los bomberos para responder ante derrumbes y colapsos estructurales, rescates en planos elevados, incendios de alta complejidad, siniestros viales con personas atrapadas y operaciones acuáticas y subacuáticas que requieren precisión absoluta.
El Grupo Especial de Rescate del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad fue creado en la década de 1980, como respuesta a la necesidad de intervenir en emergencias que superaban las capacidades operativas tradicionales.
Con sedes en los barrios de Saavedra y Caballito, su radio de acción abarca toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aunque también presta cooperación al Gobierno Nacional, a gobiernos provinciales, a la Justicia y a municipios cuando las circunstancias lo requieren.
Las intervenciones típicas del GER incluyen intentos de arrojo al vacío desde puentes, antenas o terrazas, operativos en edificios colapsados, rescates en cursos de agua, evacuaciones en incendios estructurales severos y extracciones complejas de personas atrapadas dentro de vehículos.
Su nivel de preparación convierte a esta unidad en uno de los equipos de rescate más especializados y respetados del país.
Cada nuevo operador que egresa no solo suma una certificación: suma capacidad real de respuesta frente a escenarios críticos.
La combinación de entrenamiento técnico, resistencia física, disciplina operativa y trabajo en equipo es el sello que define al GER y explica por qué cada vacante se disputa con máxima exigencia.
La incorporación de diez nuevos operadores fortalece la capacidad de respuesta ante emergencias extremas y consolida al Grupo Especial de Rescate como una de las estructuras más sólidas del sistema de seguridad y protección civil de la Argentina.
