
La inflación en la Ciudad de Buenos Aires volvió a encender las alarmas: el Índice de Precios al Consumidor porteño (IPCBA) registró un aumento del 2,2% en septiembre, impulsado tanto por los bienes como por los servicios.
La cifra marca un repunte respecto de agosto (1,6%) y refuerza las proyecciones de que el IPC Nacional supere el 2%, algo que no ocurría desde hace cinco meses.
El dato porteño no sólo anticipa una inflación nacional más alta, sino que muestra una recomposición de precios más generalizada, donde los bienes, por primera vez en el año, suben más que los servicios”, sostienen fuentes del Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad (DGESYC).
La tendencia refleja el impacto de la tensión cambiaria, las actualizaciones tarifarias y el aumento de los costos logísticos y salariales.
Durante septiembre, el IPCBA evidenció un aumento del 2,3% en bienes y del 2,1% en servicios, según el informe oficial.
Este cambio en la dinámica —donde los bienes superan a los servicios— resulta clave, ya que el índice nacional del INDEC otorga mayor peso a los bienes dentro de su canasta, lo que adelanta una aceleración de la inflación nacional.
La cifra refuerza las proyecciones del último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) difundido por el Banco Central, que había anticipado un incremento superior al 2% para el IPC nacional.
De concretarse, sería la primera vez en cinco meses que la inflación mensual supera ese umbral.
En términos acumulados, la inflación porteña alcanzó un 22,7% entre enero y septiembre, y un 35% interanual, confirmando la persistencia de la suba de precios en un contexto de lenta desaceleración económica.
El informe detalla que todas las categorías del IPCBA se aceleraron en el noveno mes del año. Los precios estacionales avanzaron un 2,6%, empujados por los incrementos en los pasajes aéreos y en verduras.
En tanto, los precios regulados —que incluyen prepagas, colegios privados y combustibles— aumentaron 2,1%, reflejando el impacto de los ajustes autorizados por el Gobierno nacional y la administración porteña.
Por su parte, la categoría “Resto IPCBA”, que funciona como un indicador de la inflación núcleo al excluir estacionales y regulados, subió 2,2%, evidenciando que la presión inflacionaria se sostiene incluso en los rubros más estables de la economía.
Entre los sectores con mayores aumentos, Transporte lideró con una suba del 3,5%, impulsada por los combustibles y los pasajes aéreos, seguidos por Recreación y cultura (3,1%), Cuidado personal y protección social (2,8%), y Seguros y servicios financieros (2,5%).
El rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas, el de mayor incidencia en los hogares, subió un 2%, aunque con disparidad interna:
Frutas: +6,5%
Verduras, tubérculos y legumbres: +4,9%
Pan y cereales: +2,2%
Carnes y derivados: +1,1%
El incremento de los alimentos, aunque más moderado que en otros meses, sigue reflejando la sensibilidad del consumidor ante el mínimo movimiento del dólar o de los costos de transporte.
En tanto, Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles avanzó un 2,4%, afectado por la suba en los gastos comunes y alquileres, mientras que Educación registró un incremento del 1,8%, principalmente por ajustes en cuotas escolares privadas.
El repunte inflacionario en CABA se dio en medio de un escenario financiero inestable: la brecha cambiaria volvió a ampliarse y el dólar paralelo mostró subas que se trasladaron rápidamente a los precios minoristas.
Consultoras privadas advirtieron que, de mantenerse esta tendencia, el último trimestre del año podría cerrar con una inflación acumulada cercana al 30%, y que la baja del consumo aún no logra traducirse en una contención efectiva de precios.
“El problema no es sólo cuánto sube el índice, sino la dificultad de anclar expectativas”, señaló un economista del IERAL. “Mientras no haya señales claras sobre el tipo de cambio y la política tarifaria, los formadores de precios seguirán actuando con cautela y trasladando costos”, añadió.
Por otro lado, el Gobierno porteño destacó que la inflación local se mantiene “en niveles relativamente bajos” respecto del promedio nacional, aunque reconoció que los alimentos y los servicios personales continúan tensionando la canasta familiar.
El aumento de septiembre en la Ciudad contrasta con el 1,6% de agosto, y consolida una tendencia al alza que podría extenderse hasta fin de año.
En comparación interanual, los precios de bienes subieron 36,8%, mientras que los servicios aumentaron 33,1%.
La inflación núcleo, que excluye los precios más volátiles, se ubicó también en torno al 2,2%, lo que revela que la suba de precios se mantiene generalizada y no responde únicamente a factores estacionales o puntuales.
Los analistas advierten que el próximo desafío será evitar que este repunte derive en un nuevo ciclo de aumentos sostenidos.
Si bien el tipo de cambio oficial se mantiene estable y el BCRA logró recomponer parcialmente sus reservas, la persistente incertidumbre política y los ajustes pendientes en tarifas podrían empujar la inflación nuevamente por encima del 3% en los próximos meses.
En un año donde la estabilidad parece una meta lejana, el dato de septiembre en la Ciudad es una señal de advertencia.
Si el IPC Nacional confirma una cifra similar, la discusión sobre la política de ingresos, la pauta salarial y la revisión de precios regulados volverá al centro de la escena.
La inflación, una vez más, demuestra que en la economía argentina cualquier calma es apenas una pausa.