La música argentina volvió a vibrar en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. En un acto cargado de emoción, el cuerpo legislativo distinguió como de Interés Cultural el más reciente trabajo discográfico de Charly García, La Lógica del Escorpión, una obra que confirma al ícono del rock nacional como figura insoslayable en la cultura popular.
“Charly es el intérprete de todos nosotros durante muchas décadas y nos representó de algunas maneras”, señaló el diputado Juan Pablo O’Dezaille, autor del proyecto que recibió el apoyo unánime de todos los bloques. El propio músico, a través de un video, agradeció la distinción y confesó que el reconocimiento “lo honra mucho”.
El acto tuvo lugar en el Salón San Martín de la Legislatura porteña y contó con la participación de figuras emblemáticas: Josi García, hermana del homenajeado; la periodista Ayelén Velázquez; los músicos David Lebón y Fernando Kabusacki; y el vicepresidente primero de la Legislatura, Matías López.
El clima fue de celebración y memoria compartida: la ovación al mencionar el nombre de García fue tan inmediata como inevitable.
El 12 de septiembre de 2024, bajo el sello Sony Music Argentina, Charly sorprendió al público con La Lógica del Escorpión, un disco de 13 canciones que mezcla rock progresivo, blues, jazz y sintetizadores.
El álbum guarda una joya inédita: un tema compuesto junto a Luis Alberto Spinetta en los años 80 que hasta ahora nunca había visto la luz.
Además, incluye colaboraciones de otros grandes como Pedro Aznar y Fito Páez, completando un repertorio que muchos críticos ya catalogan como uno de los lanzamientos más destacados de la última década.
La obra fue descripta por especialistas como un caleidoscopio sonoro: introspectiva y expansiva, marcada por la creatividad lúdica de García, que a más de 50 años de carrera sigue rompiendo moldes y demostrando vigencia.
Para quienes lo escuchan desde hace décadas, La Lógica del Escorpión es una especie de viaje en el tiempo y al mismo tiempo una exploración de lo nuevo.
No se trata de un homenaje aislado. En la misma jornada, la Legislatura también reconoció a la Escuela de Teatro Inclusivo “En Yunta”, fundada en 2017 como continuidad de los talleres impulsados por Ana María Giunta y Ricardo Racconto.
La diputada Graciana Peñafort, impulsora del proyecto, sostuvo: “Las personas que conocen este espacio, que no son discriminadas ni menospreciadas, esas personas son las que cambian el mundo. Porque demuestran que no son discapacitados, sino que tienen una enorme capacidad y una gran resiliencia”.
El teatro inclusivo que propone “En Yunta” se inscribe en una trayectoria de más de 30 años. Allí, niños, jóvenes y adultos con discapacidad encuentran un lugar de pertenencia y expresión.
La escuela se convirtió en un ejemplo de cómo el arte no solo entretiene, sino que transforma realidades y abre caminos hacia una integración real.
El cierre de la jornada tuvo un capítulo especial para los amantes del jazz. También fue declarado de Interés Cultural el documental Señor Jazz, la película de Carlos Inzillo (2025), dirigido por Federico Sotelo y Javier Hornos. La legisladora María Inés Parry encabezó el acto junto a los realizadores.
Carlos Inzillo es un referente indiscutido de la escena cultural porteña. Su ciclo Jazzología, iniciado en 1984, lleva más de 38 años ininterrumpidos reuniendo a figuras locales e internacionales.
El documental recorre su vida y su enorme aporte al desarrollo del jazz en la Argentina, consolidando un legado que trasciende generaciones.
La triple jornada de reconocimientos dejó en claro que la Legislatura porteña no solo legisla sobre lo cotidiano, sino que también se detiene en aquello que marca la identidad cultural de la Ciudad.
Música, teatro inclusivo y cine documental fueron los ejes de una ceremonia donde se celebró lo diverso y lo transformador del arte.
Como cronista, no puedo evitar subrayar lo que se respiró en el recinto: un profundo respeto por el pasado, un entusiasmo por el presente y una esperanza hacia el futuro. Charly, con su genio inclasificable; “En Yunta”, con su apuesta por la igualdad desde el arte; e Inzillo, con su jazz eterno, representan distintas caras de una misma moneda: la cultura como espacio de encuentro y libertad.
El acto fue, más que un reconocimiento institucional, una declaración de principios: el arte importa, la cultura importa, y quienes la sostienen merecen ser destacados.
En un país que tantas veces se ve envuelto en tensiones y urgencias, detenerse a aplaudir la creación y el compromiso cultural es, sin dudas, un gesto que nos enriquece a todos.
