
En plena hora pico y a plena luz del día, un delincuente fue detenido en Liniers tras arrebatarle el celular a un pasajero que esperaba el colectivo.
La rápida intervención de la Policía de la Ciudad, que patrullaba la avenida General Paz con la División Anillo Digital, permitió identificar al sospechoso, seguirlo a pie y capturarlo pocas cuadras más adelante.
Gracias a la observación constante y al trabajo de patrullaje preventivo, logramos interceptar al sujeto a los pocos minutos del hecho, expresó uno de los oficiales intervinientes. “La víctima reconoció el celular y al autor del robo sin dudarlo”, agregó.
Lo que parecía una tarde más en una parada de colectivos de Liniers se convirtió en una breve pero intensa persecución policial.
Un hombre que se encontraba merodeando entre los pasajeros que esperaban el transporte público sobre la avenida General Paz fue observado por efectivos de la División Anillo Digital de la Policía de la Ciudad. Apenas detectó la presencia de los uniformados, emprendió la huida en dirección a la calle Ramón Falcón.
Simultáneamente, un ciudadano comenzó a gritar señalando al individuo como autor de un robo. Con esos elementos, los oficiales iniciaron el seguimiento del sospechoso, que intentaba escapar entre los autos y peatones.
La escena, breve pero contundente, se resolvió en cuestión de minutos: el hombre fue interceptado en la calle Ibarrola al 7200, luego de una corta persecución a pie.
Al ser requisado frente a testigos, el detenido no pudo justificar la tenencia de un teléfono celular que llevaba entre sus ropas.
Minutos después, el propio damnificado se acercó al lugar del arresto para realizar la denuncia formal. Confirmó que el sujeto le había arrebatado el celular de las manos mientras esperaba el colectivo, sin que mediara palabra.
El Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°45, a cargo de la jueza Provítola y bajo la Secretaría N°122 del Dr. Coronel, avaló el procedimiento policial y ordenó el traslado del detenido a la comisaría correspondiente, donde quedó alojado por el delito de robo.
El uso del Anillo Digital —una red de lectores de patentes y cámaras que monitorean el ingreso y egreso de vehículos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires— ha sido clave para prevenir delitos y realizar intervenciones rápidas, no solo en materia vehicular.
Su articulación con patrullajes físicos ha permitido respuestas inmediatas a situaciones delictivas en zonas neurálgicas como Liniers, Puente La Noria y el peaje de la autopista Illia.
Según datos oficiales, durante el primer semestre de 2025 se realizaron más de 3.400 detenciones en la Ciudad de Buenos Aires por robos simples y agravados.
De esas aprehensiones, más del 20% ocurrió en inmediaciones de paradas de colectivo o estaciones de tren, lugares particularmente vulnerables a arrebatos y hurtos.
Los robos de celulares representan uno de los delitos urbanos más frecuentes. A pesar de campañas de prevención y leyes que regulan la venta de aparatos usados, el mercado negro sigue operando en múltiples barrios porteños y del conurbano bonaerense.
Según el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), se roban en promedio 4.000 celulares por día en todo el país. En muchos casos, son revendidos como repuestos o incluso reactivados con nuevos chips para el uso personal o la reventa ilegal.
El hecho ocurrido en Liniers no es un caso aislado. En barrios con alto flujo de pasajeros, como Once, Constitución, Retiro o Liniers, los robos al paso —especialmente los arrebatos de teléfonos móviles— se dan con mayor frecuencia, y en horarios de alta circulación: por la mañana, al mediodía y durante el regreso laboral.
Por eso, los operativos de prevención y las cámaras de vigilancia se convirtieron en herramientas fundamentales.
“No solo se trata de recuperar el bien robado, sino de enviar un mensaje claro: en la Ciudad, el delito no tiene lugar”, comentaron desde el Ministerio de Seguridad porteño.
En este sentido, las detenciones rápidas como la ocurrida en Liniers tienen un valor estratégico para desalentar este tipo de accionar delictivo.
La víctima, visiblemente alterada por el episodio, agradeció a los agentes en el lugar. Aunque no sufrió lesiones físicas, describió el momento como “de extrema angustia e impotencia”.
“Estaba revisando el celular, esperando que llegara el colectivo, y sentí que me lo arrancaban. Grité, pero no sabía si alguien iba a reaccionar”, relató.
El ladrón, que tendría antecedentes, fue trasladado a la comisaría correspondiente y se encuentra a disposición de la Justicia, que determinará en las próximas horas su situación procesal.
Se espera que en los próximos días se le tome declaración indagatoria y se resuelva si continúa detenido o accede a alguna medida alternativa.
Este caso pone nuevamente sobre la mesa la necesidad de reforzar la seguridad en los espacios públicos de alta circulación y el papel determinante del trabajo policial preventivo.
También subraya la importancia de denunciar estos delitos para que las estadísticas reflejen con mayor precisión el mapa del delito en la Ciudad de Buenos Aires.
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