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Más de 25.000 personas ya se inscribieron para subir al Obelisco

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Subir al Obelisco ya no es solo una fantasía o una postal lejana: ahora es una experiencia real, íntima y única que permite ver Buenos Aires desde las alturas de su ícono máximo.

Con motivo del 89° aniversario del monumento más emblemático de la ciudad, el Gobierno porteño inauguró oficialmente su nuevo mirador, desatando una ola de entusiasmo entre vecinos y turistas que buscan contemplar la ciudad desde lo más alto de su corazón.

El ascenso fue una experiencia maravillosa; las vistas son espectaculares, dijo emocionada Patricia García, una de las primeras 250 personas en participar del recorrido inaugural. Su testimonio es apenas un reflejo de la enorme expectativa que despertó esta iniciativa inédita.

El pasado fin de semana largo marcó un hito para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: por primera vez, el Obelisco abrió sus puertas a una experiencia de acceso directo al mirador ubicado en su cúspide.

La propuesta, que combina historia, identidad porteña y una perspectiva única del trazado urbano, se lanzó en el marco del 89° aniversario del monumento inaugurado el 23 de mayo de 1936.

Organizada de forma conjunta por la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano, la Dirección General de Participación Ciudadana y Cercanía, el Ministerio de Espacio Público y el Ente de Turismo, la actividad generó una verdadera revolución vecinal: más de 25.000 personas se anotaron con la esperanza de obtener un lugar en el mirador.

De ese total, 250 afortunados pudieron subir en grupos reducidos de cuatro, primero en un pequeño ascensor interno y luego completando el ascenso a través de 35 escalones estrechos que desembocan en la cima.

Desde allí, a 67 metros de altura, cuatro ventanas panorámicas ofrecen una vista inigualable de la ciudad.

Calles que se cruzan como venas, edificios históricos, el ir y venir de colectivos y autos, el bullicio apagado por la distancia y el vértigo del vacío bajo los pies: esa es la postal que ahora se puede vivir en carne propia y no solo imaginar.

Los testimonios son emotivos y reveladores. Cristina Roberti, de 81 años, dijo: “Estoy fascinada como chico con juguete nuevo.

Ojalá pueda vivirlo todo el mundo”. Otro visitante, César, de 40 años, revivió emocionado el momento en que millones celebraron en ese mismo lugar el triunfo de la Selección Argentina en el Mundial 2022: “Haber estado adentro es increíble.

Estuvimos acá todos, celebrando… Ahora pude verlo desde adentro, desde arriba. Es una experiencia que se graba para siempre”.

Para muchos, como Daniel, de 32 años y oriundo de Venezuela, el Obelisco es más que un atractivo turístico. “Debe ser uno de los pocos obeliscos del mundo a los que se puede subir. No dejen de venir”, afirmó con una sonrisa imborrable.

Desde el Gobierno porteño adelantaron que el objetivo es repetir y ampliar esta iniciativa en futuras ediciones.

Por el momento, solo quienes se inscribieron previamente podrán participar de las visitas programadas para los días 9, 10, 11 y 14 de mayo. Los seleccionados serán contactados por los equipos organizadores para coordinar su ascenso, que sigue siendo gratuito y con cupos limitados.

“Estamos sorprendidos y agradecidos por la respuesta de la gente. Esto confirma que los porteños sienten al Obelisco como propio, y que abrirlo a la ciudadanía era una deuda pendiente”, expresó César Torres, secretario de Gobierno y Vínculo Ciudadano. “Queremos que esta experiencia se consolide y vuelva a repetirse con más frecuencia”.

En un mundo donde los grandes monumentos suelen ser contemplados a la distancia, la decisión de permitir que vecinos y visitantes puedan entrar al Obelisco marca una diferencia importante.

La acción no solo estimula el turismo urbano sino que también promueve el orgullo ciudadano y el sentido de pertenencia. Buenos Aires se ofrece, así, como una ciudad que celebra su historia al tiempo que la renueva.

Para quienes crecimos viendo al Obelisco en libros de escuela, en fotos familiares o en celebraciones masivas, la posibilidad de estar dentro del monumento transforma una postal repetida en una vivencia personal.

No se trata solo de mirar: se trata de habitar un símbolo, de formar parte de él. Subir al Obelisco no es solo ver Buenos Aires desde arriba, es vernos a nosotros mismos dentro de nuestra historia.

En lo personal, subir al Obelisco fue más que un paseo: fue reencontrarme con una ciudad que, aunque conocida, me sigue sorprendiendo. Y sobre todo, fue confirmar que Buenos Aires, cuando abre sus puertas —incluso las más altas y difíciles de alcanzar—, siempre vale la pena.

El Obelisco: historia, curiosidades y datos clave

Inauguración y motivo

El Obelisco fue inaugurado el 23 de mayo de 1936 para conmemorar los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza en 1536. Su construcción se resolvió rápidamente como parte de una serie de reformas urbanas que transformaron la fisonomía del centro porteño.

Ubicación

Está ubicado en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, en la Plaza de la República, un punto neurálgico del microcentro porteño y considerado el corazón geográfico de la Ciudad de Buenos Aires.

Arquitecto

El diseño fue obra del arquitecto Alberto Prebisch, uno de los máximos exponentes del racionalismo en la arquitectura argentina.

Dimensiones

Tiene una altura de 67,5 metros y una base de 49 metros cuadrados. En su interior hay una escalera de hierro con 206 escalones y 7 descansos, que culminan en una pequeña cúspide con cuatro ventanas panorámicas.

Construcción exprés

La obra fue construida en solo 31 días por la empresa alemana GEOPÉ (Geoplán), utilizando concreto armado. Participaron alrededor de 150 obreros en su levantamiento.

Monumento histórico

En 1999 fue declarado Monumento Histórico Nacional. A lo largo de los años ha sido objeto de intervenciones artísticas, protestas políticas, celebraciones populares y campañas de concientización social.

El Obelisco como símbolo

Además de ser un emblema visual, el Obelisco es un símbolo de la identidad porteña. Ha sido el epicentro de celebraciones históricas, como los campeonatos de fútbol de la Selección Argentina y diversas manifestaciones sociales y culturales.

El mirador

Aunque en sus orígenes estaba previsto un acceso al mirador, durante décadas permaneció cerrado al público. Su reciente reapertura como espacio de visita marca un antes y un después en su vínculo con los ciudadanos.

Curiosidades

Durante los años ‘70 se propuso demolerlo, idea que fue ampliamente rechazada por la sociedad.

En 2005, fue cubierto con una gigantesca funda blanca simulando un preservativo, como parte de una campaña contra el VIH/SIDA.

En 2006, se instaló una bandera argentina gigante como homenaje por los 70 años del monumento.

Significado emocional

Más allá de lo arquitectónico, el Obelisco es un punto de encuentro para celebraciones colectivas, desde los festejos por el retorno de la democracia hasta el reciente campeonato mundial de fútbol en 2022.

Representa la argentinidad urbana, el orgullo porteño y una conexión emocional que atraviesa generaciones.