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Más de 800 personas mayores caminaron juntas por una ciudad más activa

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Una multitud de más de 800 adultos mayores transformó el tradicional Parque El Rosedal en una fiesta de vitalidad, movimiento y encuentro comunitario, al participar de la correcaminata “Personas Mayores en Movimiento”, una propuesta del Gobierno porteño que apunta a reivindicar el envejecimiento activo y saludable.

“Queremos una Buenos Aires donde cada persona, sin importar su edad, pueda seguir eligiendo, compartiendo, vinculándose y construyendo sentido”, afirmó Gabriel Mraida, ministro de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad.

El sol acompañó desde temprano una jornada distinta. En El Rosedal de Palermo, el domingo amaneció con música, entusiasmo y centenares de personas mayores listas para dar inicio a una caminata que no era solo física, sino también simbólica: un paso colectivo hacia una vejez más activa, visible y empoderada.

La correcaminata “Personas Mayores en Movimiento”, organizada por la Subsecretaría de Personas Mayores del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad, tuvo como objetivo central promover hábitos de vida saludable y facilitar espacios de encuentro social.

La convocatoria superó ampliamente las expectativas, con más de 800 inscriptos que recorrieron un circuito de 1,5 kilómetros alrededor del lago de El Rosedal, bajo la atenta mirada de profesionales de la salud, coordinadores recreativos y referentes institucionales.

A lo largo del trayecto se dispusieron puestos de hidratación, postas de descanso y espacios para el estiramiento, garantizando que todos pudieran participar sin riesgos, priorizando la seguridad y el bienestar.

Lo físico fue solo una parte del evento: el clima festivo, las risas y los abrazos marcaron una mañana que evidenció que el sentido de comunidad es una de las medicinas más poderosas a cualquier edad.

No fue un evento más en la agenda porteña. Contó con la participación del jefe de Gobierno Jorge Macri, de la diputada María Eugenia Vidal y de funcionarios clave como Fernán Quirós (Salud), Fabián Turnes (Deportes), Mercedes Joury (Personas Mayores) y la vocera institucional Laura Alonso.

La periodista Belén Ludueña ofició de conductora y animadora de la jornada, aportando dinamismo y calidez, y siendo la encargada de la entrega de medallas y premios.

El cierre fue tan emotivo como alegre. Hubo premios para los tres primeros puestos, sorteos de electrodomésticos donados por la Fundación Banco Ciudad, a cargo de Carmen Polledo, y kits saludables que incluían productos sustentables y folletos con consejos para mantener una vida sana.

La imagen final fue la de un grupo heterogéneo, diverso en historias pero unido en la voluntad de no detenerse, de seguir moviéndose, conectándose y celebrando la vida.

Mercedes Joury, una de las organizadoras centrales del evento, sintetizó el espíritu de la jornada: “Esta correcaminata es una celebración del movimiento, la salud y el encuentro.

Ver a más de 800 vecinos compartiendo esta mañana en El Rosedal nos llena de orgullo y nos impulsa a seguir generando espacios donde puedan cuidarse, vincularse y sentirse protagonistas de su propia etapa”.

El evento formó parte del programa “La Tercera en Movimiento”, una iniciativa del Gobierno porteño que busca promover el bienestar integral de las personas mayores.

No se trata solo de gimnasia o ejercicios: es una propuesta integral que incluye actividades de movilidad articular, juegos con pelotas, coreografías adaptadas, talleres de estimulación cognitiva, dinámicas sensoriales y hasta un Taller Lúdico de Nutrición donde se enseñan hábitos alimentarios en un ambiente participativo.

El paradigma del envejecimiento está cambiando. En la Ciudad de Buenos Aires, según datos oficiales, más del 16% de la población tiene 60 años o más.

Lejos de ser un grupo pasivo o invisibilizado, las personas mayores están al frente de múltiples iniciativas culturales, sociales, educativas y deportivas. A través de políticas públicas como esta, se busca no solo acompañarlas sino también reconocerlas como protagonistas activas en la vida urbana.

En lo personal, presenciar la energía y alegría con la que cientos de personas mayores encararon esta actividad me resultó profundamente conmovedor.

Había un sentido de celebración, sí, pero también un mensaje claro: la edad no es un límite, sino otra etapa en la que se puede seguir creciendo, compartiendo y contribuyendo. Como periodista, fui testigo de algo más que una correcaminata.

Vi un mensaje social que nos interpela a todos: ¿cómo queremos llegar a esa etapa de la vida? ¿Qué ciudad estamos construyendo para nuestros adultos mayores?

El Gobierno porteño, con estas acciones, parece querer dar una respuesta. Pero más allá de los discursos oficiales, lo que realmente queda grabado es la imagen de esas más de 800 personas caminando con paso firme, acompañadas, aplaudidas, escuchadas. No se trataba solo de moverse. Se trataba de ser vistas.

Una mañana en El Rosedal alcanzó para recordarnos que en la tercera edad no se termina nada: apenas empieza otra forma de andar. Y si ese camino es colectivo, activo y con alegría, entonces todavía hay mucho por recorrer.

Las correcaminatas son eventos deportivos y recreativos que combinan el ejercicio físico con la participación social, y están pensadas para ser accesibles a un amplio público, especialmente a personas que no necesariamente practican deporte de forma regular.

A diferencia de las carreras tradicionales (como los 5K o 10K), las correcaminatas:

No tienen carácter competitivo: el objetivo principal no es llegar primero, sino completar el recorrido disfrutando del movimiento y la compañía.

Son de baja exigencia física: suelen tener trayectos cortos (entre 1 y 3 kilómetros), sin cronómetro, y adaptables al ritmo de cada participante.

Fomentan la inclusión y el bienestar: están orientadas a promover hábitos saludables, facilitar el encuentro comunitario y mejorar la calidad de vida, sobre todo en poblaciones como personas mayores, familias o personas con movilidad reducida.

Se desarrollan en entornos agradables: parques, costaneras, bosques urbanos o espacios verdes, lo que contribuye a una experiencia placentera y segura.

Además, muchas correcaminatas incluyen actividades complementarias como entrada en calor, postas de hidratación, estiramientos finales, sorteos, entrega de medallas simbólicas, y música en vivo, creando una atmósfera de celebración más que de competencia.

En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, este tipo de eventos se enmarca en políticas públicas que promueven el envejecimiento activo, la salud comunitaria y el uso de espacios públicos para actividades saludables.