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Nueva guía porteña para comprender y detectar la dislexia a tiempo

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Cada 8 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Dislexia, una fecha que invita a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan miles de chicos y chicas en su proceso de aprendizaje.

En ese marco, el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires presentó la guía “Comprendiendo la dislexia: cómo acompañar las dificultades en el aprendizaje”, un material pensado para brindar herramientas concretas a las familias y fortalecer el trabajo conjunto entre escuela y hogar.

Accede a la Guía

Reconocer la dislexia a tiempo es clave para acompañar el aprendizaje sin generar frustraciones ni estigmas.

Con esta guía queremos que las familias y docentes cuenten con recursos claros, accesibles y humanos, señalaron desde el Ministerio de Educación porteño, al presentar la publicación que ya se encuentra disponible en formato digital y forma parte del programa Escuela en Familia.

La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje que afecta principalmente la lectura, la escritura y la ortografía. No está relacionada con la inteligencia, sino con la manera en que el cerebro procesa la información lingüística.

En Argentina, se estima que entre un 5% y un 10% de los niños en edad escolar pueden presentar esta condición, que muchas veces pasa inadvertida hasta que comienzan las primeras exigencias académicas.

La guía “Comprendiendo la dislexia” busca justamente evitar esa demora en la detección. Elaborada por un equipo interdisciplinario de profesionales de la educación y la salud, el documento explica cómo identificar señales tempranas —como dificultades para asociar letras con sonidos o recordar palabras familiares— y brinda estrategias para acompañar a los chicos desde casa y desde el aula.

El material también profundiza en el rol que cumple la familia, la importancia de escuchar sin juzgar y de reforzar la autoestima de los niños con dislexia.

“El apoyo emocional es tan importante como el pedagógico”, subraya el texto, que dedica un apartado completo a las adaptaciones escolares posibles: desde el uso de tipografías amigables hasta la flexibilización de evaluaciones orales y escritas.

Durante la presentación de la guía, se compartió además un video del encuentro con familias realizado dentro del programa Escuela en Familia.

Allí participaron la psicopedagoga y especialista en diagnóstico de dificultades del aprendizaje, Rufina Pearson, y la escritora Marina Vollmann, autora del libro “Yo, disléxica.

Cómo vivir con una dificultad invisible”. Ambas coincidieron en que el primer paso para acompañar a los chicos es comprender qué les sucede sin reducirlos a una etiqueta.

Vollmann, quien convive con dislexia desde la infancia, expresó: “Durante mucho tiempo creí que no era inteligente. Cuando finalmente entendí que mi cerebro simplemente funcionaba diferente, cambió todo. Por eso, el trabajo de las escuelas y las familias en la detección temprana es fundamental.”

Por su parte, Pearson destacó que los avances en neurociencia han permitido desarrollar estrategias más personalizadas: “Cada chico aprende a su ritmo y con sus propias fortalezas. La dislexia no es un obstáculo, sino una condición que requiere empatía y acompañamiento continuo.”

La publicación del Ministerio también enfatiza el valor del diagnóstico profesional, que permite establecer intervenciones específicas y evita que los niños sean malinterpretados como “desatentos” o “poco aplicados”.

Según datos del área de Orientación Escolar, en la Ciudad se detectaron más de 1.200 casos en los últimos dos años, gracias a un trabajo articulado entre docentes, psicopedagogos y familias.

Además, el documento incluye una sección dedicada a recursos tecnológicos: aplicaciones y plataformas digitales que facilitan la lectura mediante audiolibros, sintetizadores de voz y ejercicios interactivos.

Estas herramientas, cada vez más utilizadas en las escuelas porteñas, ayudan a que los alumnos con dislexia puedan acceder a los contenidos en igualdad de condiciones.

El lanzamiento de la guía se enmarca en una política educativa más amplia que busca garantizar la inclusión y el aprendizaje equitativo.

Desde el Ministerio destacaron que “acompañar la diversidad es parte del compromiso de una educación de calidad. Cada estudiante debe contar con las mismas oportunidades para desarrollarse plenamente.”

En la Ciudad, la iniciativa se complementa con capacitaciones para docentes, talleres en los distritos escolares y el fortalecimiento de los equipos de orientación en cada institución.

Los encuentros con familias, como el realizado por Escuela en Familia, se han convertido en un espacio clave para generar comunidad y derribar prejuicios sobre las dificultades de aprendizaje.

Más allá del marco institucional, la conmemoración del Día Internacional de la Dislexia busca visibilizar una realidad que todavía enfrenta desconocimiento.

Diversas asociaciones y organizaciones de la sociedad civil, como la Fundación DISFAM Argentina, remarcaron que “la comprensión y la empatía son las mejores herramientas para acompañar a quienes aprenden diferente.”

A nivel internacional, la fecha se celebra desde 2008 por iniciativa de la Asociación Europea de Dislexia, con el objetivo de promover políticas públicas que garanticen detección temprana, diagnóstico gratuito y formación docente específica.

En nuestro país, varias provincias han comenzado a incorporar protocolos de acompañamiento dentro de sus sistemas educativos.

En ese sentido, la Ciudad de Buenos Aires se posiciona como una de las jurisdicciones pioneras en ofrecer materiales de acceso libre y gratuito para las familias.

La guía “Comprendiendo la dislexia” puede descargarse desde el sitio oficial del Ministerio de Educación porteño e incluye también testimonios reales de chicos y chicas que hoy cursan sus estudios con acompañamiento y adaptaciones adecuadas.

El desafío, hoy, no es solo enseñar a leer y escribir, sino aprender a mirar la diversidad como una riqueza.

La dislexia no debe ser un motivo de exclusión, sino una oportunidad para repensar cómo enseñamos y acompañamos.

Con iniciativas como esta, la Ciudad avanza hacia una educación más empática, inclusiva y consciente de que todos los chicos merecen aprender a su propio ritmo.