Inicio Palermo Web Plaza Israel: un símbolo de encuentro y memoria en el corazón porteño

Plaza Israel: un símbolo de encuentro y memoria en el corazón porteño

21

Con una imponente Estrella de David en su centro, Plaza Israel rinde homenaje a la comunidad judía y se afirma como un espacio de integración, historia y vida en el barrio de Palermo.

En una ciudad donde cada plaza guarda una historia, la Plaza Israel se destaca por su profundo valor simbólico. En el centro de este pulmón verde del barrio de Palermo, un gran cantero de hormigón alisado de 10 metros de diámetro —en forma de Estrella de David— honra la identidad y la cultura de la comunidad judía en Buenos Aires.

“Plaza Israel es mucho más que un espacio público: es una manifestación urbana de nuestra memoria colectiva y un gesto de reconocimiento a quienes, desde su identidad, aportaron al desarrollo social, cultural y humano de esta ciudad”, afirmó el arquitecto Daniel Eidelstein, vecino del barrio y miembro activo de la comunidad.

Como cronista de Palermoweb, me detuve una mañana en Plaza Israel, ubicada entre las calles Austria, Av. del Libertador, y la Av. Figueroa Alcorta. El sol caía fuerte, pero eso no impidió ver cómo familias, corredores y jubilados caminaban con tranquilidad alrededor del gran símbolo de seis puntas incrustado en el suelo. Allí, en ese círculo de hormigón pulido, la Estrella de David irradia identidad, diálogo y pertenencia.

Este espacio verde no es uno más. Representa una convivencia que se construye hace más de un siglo, desde que los primeros inmigrantes judíos llegaron a la Argentina y encontraron en Palermo un lugar donde establecerse. Hoy, la plaza es tanto un pulmón urbano como un punto de encuentro entre generaciones, tradiciones y culturas.

Algunos detalles importantes sobre Plaza Israel:

  • El cantero central mide 10 metros de diámetro, y fue construido en hormigón alisado, lo que le da un acabado moderno y resistente al uso continuo.

  • La forma de Estrella de David se eligió no solo por ser un emblema religioso y cultural, sino por su capacidad de representar unidad, equilibrio y fortaleza.

  • Es uno de los pocos espacios públicos en América Latina con un símbolo judío de semejante escala y visibilidad.

En mi recorrida, conversé con Ruth, una señora de 84 años que vive a dos cuadras de la plaza y pasa allí sus mañanas leyendo el diario. “Cuando era chica, mis abuelos me traían acá. No estaba la estrella todavía, pero ya era un lugar especial. Ahora la traigo a mi nieta y le cuento de dónde venimos, por qué es importante cuidar este lugar”.

La plaza, además, es escenario frecuente de actos y celebraciones de la comunidad judía, como festivales de Janucá, encuentros de diálogo interreligioso o ceremonias del Día del Holocausto. Cada evento refuerza su condición de espacio simbólico, pero abierto a todos. La Estrella de David que decora el cantero no impone una identidad excluyente, sino que invita a conocer, respetar y convivir.

El valor urbanístico y simbólico de la plaza fue potenciado en las últimas décadas gracias a distintas iniciativas vecinales y del gobierno de la Ciudad. Según datos del Ministerio de Espacio Público porteño:

  • En los últimos 10 años se invirtieron más de $15 millones en mejoras de iluminación, bancos, juegos para niños y parquización.

  • Se instalaron postes LED, se amplió la bicisenda que la bordea y se renovaron los accesos para personas con movilidad reducida.

  • Hay en marcha un proyecto para incorporar cartelería educativa que explique el significado del símbolo central y su importancia para la comunidad judía.

“Nos parece fundamental que cada vecino entienda por qué esta plaza se llama así, qué representa y cómo podemos cuidarla entre todos”, expresó Miriam Goldman, coordinadora del programa Patrimonio y Ciudadanía del GCBA.

Durante mi visita, también observé cómo jóvenes practicaban acrobacia en telas, mientras un grupo de adultos mayores hacía gimnasia suave bajo la sombra de los árboles. Niños corrían en bicicletas, parejas tomaban mate, y todo ese movimiento cotidiano tenía como fondo la silueta imponente de la estrella. Era como si el símbolo marcara un punto de equilibrio entre lo personal y lo colectivo.

Lo que hace única a Plaza Israel no es solo su traza urbana o su diseño central, sino su capacidad de generar conversación, pertenencia y aprendizaje. En un tiempo donde la polarización amenaza los lazos sociales, lugares como este nos recuerdan que hay símbolos que no separan, sino que unen.

Desde Palermoweb, celebramos que en plena ciudad exista un espacio como Plaza Israel, donde la historia se camina, se respira y se comparte. Porque en cada rincón de Buenos Aires hay una historia que merece ser contada, y esta estrella en Palermo brilla con sentido propio.