
Desde este miércoles 13 de agosto y hasta fines de noviembre, la Torre Monumental de Retiro permanecerá parcialmente cerrada para permitir la restauración integral de su puerta principal, un trabajo artesanal y de alta precisión que busca devolverle el esplendor original a uno de los íconos arquitectónicos más emblemáticos de Buenos Aires.
Esta intervención no solo preserva una pieza arquitectónica, sino que mantiene viva la memoria de la ciudad, expresó Paula Huarte, docente a cargo del proyecto junto a Emilio Rosa, ambos referentes de la Escuela Taller de Patrimonio.
La iniciativa forma parte del Taller de intervención en la puerta de la Torre Monumental, una propuesta teórico-práctica que combina la enseñanza de técnicas tradicionales con la experiencia directa sobre el bien patrimonial.
El trabajo, que se extenderá por más de tres meses, incluye una serie de pasos esenciales: desde la investigación histórica y el análisis de materiales originales, hasta el diseño de un plan de restauración detallado y la ejecución manual de cada ajuste y reparación.
Por razones de seguridad y para facilitar el avance de la obra, la Torre cerrará sus puertas al público todos los miércoles, de 10 a 13 horas, durante todo el período de intervención.
El resto de los días mantendrá su horario habitual, con la excepción del primer martes de cada mes, destinado a tareas de desinfección.
La Escuela Taller de Patrimonio, dependiente del Ministerio de Cultura porteño, ofrece formación gratuita en oficios y artes aplicadas a la conservación.
Su propuesta educativa apunta a recuperar técnicas que, de no transmitirse, corren el riesgo de desaparecer: carpintería artesanal, herrería artística, vitraux, restauración de metales y pintura decorativa, entre otras.
“El objetivo es doble: formar a nuevas generaciones de artesanos y, al mismo tiempo, reforzar el compromiso ciudadano con el cuidado de nuestro patrimonio material e inmaterial”, explica Huarte.
La puerta que se intervendrá no es un elemento cualquiera. Fabricada con maderas nobles y herrajes importados a comienzos del siglo XX, su diseño responde al estilo renacentista inglés que caracteriza a toda la Torre Monumental.
Con el paso del tiempo, la exposición al clima, la contaminación y el uso continuo provocaron deterioros en su estructura, que ahora serán reparados siguiendo criterios internacionales de conservación.
La Torre Monumental, antes llamada Torre de los Ingleses, fue inaugurada el 24 de mayo de 1916 como obsequio de la comunidad británica en conmemoración del Centenario de la Revolución de Mayo.
Ubicada en la Plaza Fuerza Aérea Argentina, frente a la estación de trenes de Retiro, es un testigo privilegiado de la transformación urbana de la ciudad.
Desde sus 40 metros de altura, el mirador ofrece una de las vistas panorámicas más impactantes de Buenos Aires: el Puerto, la Reserva Ecológica, la zona céntrica y, en días despejados, hasta el horizonte del Río de la Plata.
Más allá de su función turística, la Torre es un símbolo cargado de historia. Su construcción en ladrillo visto y piedra labrada, su reloj de cuatro caras y sus campanas —fabricadas en Inglaterra— evocan un vínculo cultural y político que se remonta a principios del siglo XX.
Con el paso de las décadas, y pese a momentos de abandono, la estructura ha sobrevivido gracias a esfuerzos de restauración puntuales, pero nunca había enfrentado una intervención tan específica en su acceso principal.
En paralelo, el proyecto también servirá como espacio de aprendizaje real para los estudiantes de la Escuela Taller.
Durante las jornadas, los alumnos trabajarán codo a codo con los docentes, aplicando metodologías de restauración patrimonial y respetando estrictamente el principio de mínima intervención: preservar todo lo original posible, reforzar lo debilitado y sustituir únicamente aquello que no pueda recuperarse.
Los visitantes que lleguen en días hábiles podrán observar parte del proceso desde el exterior, lo que se convierte en una oportunidad educativa para el público general. “Queremos que la gente entienda que el patrimonio no se cuida solo; requiere tiempo, recursos y manos expertas”, subrayó Emilio Rosa.
El valor de la entrada general a la Torre Monumental es de $10.000, con tarifas reducidas para residentes argentinos ($2.000) y acceso gratuito los miércoles, así como para jubilados, ex combatientes, estudiantes universitarios con acreditación, personas con discapacidad y menores de 12 años.
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