
Un buzón histórico restaurado vuelve a cobrar vida en la Ciudad de Buenos Aires para convertirse, otra vez, en mensajero de ilusiones: desde el 10 de diciembre recorrerá distintos barrios porteños para que niñas, niños y familias depositen sus deseos rumbo a Navidad y Año Nuevo.
Esta iniciativa recupera no sólo un objeto patrimonial, sino también una costumbre que atraviesa generaciones: escribir, desear y creer, expresaron desde la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano, al presentar oficialmente la propuesta que integra el programa Navidad en la Ciudad.
La acción lleva por nombre “Compartí tus deseos en Navidad” y es impulsada por el Gobierno porteño a través de la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano junto a las Comunas.
La consigna es tan simple como emotiva: invitar a las familias a escribir junto a los más chicos una carta a Papá Noel, o bien dejar por escrito sus deseos para el año que comienza.
Ese gesto íntimo, casi olvidado en tiempos de pantallas, vuelve a ocupar un lugar público y simbólico a través de un objeto cargado de historia.
El protagonista de esta recorrida es un buzón antiguo restaurado por la Ciudad, que desde el próximo 10 de diciembre iniciará un itinerario por tres sedes comunales.
Allí permanecerá varios días en cada destino para que vecinos, vecinas y familias puedan acercarse, compartir el momento y depositar sus mensajes.
El recorrido será el siguiente:
- Del 10 al 12 de diciembre, en la Comuna 13, Av. Cabildo 3067, de 8 a 16 horas.
- Del 15 al 17 de diciembre, en la Comuna 6, Av. Patricias Argentinas 277, de 8 a 16 horas.
- Del 18 al 20 de diciembre, en la sede de la Comuna 15, Av. Córdoba 5690, de 8 a 16 horas.
El valor de la propuesta no reside únicamente en la actividad lúdica o en la magia de la Navidad. También pone en primer plano el trabajo de recuperación del patrimonio urbano, en este caso, de los antiguos buzones que aún sobreviven en distintos puntos de la Ciudad.
Según estimaciones oficiales, todavía existen alrededor de 150 buzones históricos distribuidos en barrios porteños, muchos de ellos dañados por el paso del tiempo o por hechos de vandalismo.
La Dirección General de Competencias Comunales y Talleres es el área encargada de su mantenimiento y restauración.
Se trata de un trabajo minucioso, que incluye desde la reparación de estructuras metálicas hasta la recuperación de colores, inscripciones originales y anclajes.
En muchos casos, estas tareas se realizan con el acompañamiento de vecinos, instituciones barriales y asociaciones civiles que reconocen en estos objetos un valor identitario.
La historia de los buzones en Buenos Aires se remonta a mediados del siglo XIX, cuando el correo era, sin exagerar, la columna vertebral de la comunicación social.
Los primeros ejemplares fueron simples cajas de madera instaladas en comercios del centro porteño por razones de seguridad.
En 1858 se colocaron los primeros seis buzones formales en plazas estratégicas como Lorea, Independencia, Temple, Parque, Once de Septiembre y Paseo de Julio. Cada tarde, un empleado del correo realizaba la recolección a caballo, en una escena que hoy parece sacada de una postal antigua.
Durante décadas, el correo postal marcó el pulso de la vida cotidiana: se enviaban cartas de amor, se anunciaban nacimientos, se cursaban estudios a distancia, se compraba por catálogo y se sostenían vínculos familiares a través del papel y la tinta.
La llegada de las nuevas tecnologías transformó ese paisaje. La inmediatez del mensaje digital desplazó al ritual de escribir, ensobrar y esperar.
Sin embargo, los buzones permanecieron en los barrios como testigos silenciosos de una época. Hoy, gracias a estas iniciativas, dejan de ser solo elementos decorativos o recuerdos estáticos, y vuelven a transformarse en vehículos de emociones, sueños y palabras. En este caso, al servicio de la infancia y del espíritu navideño.
La propuesta también tiene un fuerte contenido simbólico y educativo: invita a las nuevas generaciones a conectarse con una forma de comunicación artesanal, pausada, reflexiva. En tiempos donde todo es inmediato y efímero, escribir una carta se convierte casi en un acto de resistencia cultural.
Desde el Gobierno de la Ciudad destacan que estas políticas buscan fortalecer el vínculo entre los vecinos, el espacio público y el patrimonio histórico, generando actividades que recuperen tradiciones sin perder de vista la vida contemporánea. La Navidad aparece, así, como una excusa ideal para unir generaciones, barrios e historias.
El buzón restaurado no solo recibe deseos: también devuelve memoria, identidad y comunidad. En cada carta que se deposita, la Ciudad renueva un lazo entre su pasado y su presente, demostrando que incluso en la era digital, todavía hay lugar para creer, escribir y compartir.



