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Una carrera a fondo: los 15K en el Autódromo porteño encendieron la pasión runner

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Miles de corredores tomaron la pista del Gálvez en una jornada inédita que combinó velocidad, adrenalina y la emoción de competir en la catedral del automovilismo argentino.

Fue una carrera distinta, vibrante, y, sobre todo, inolvidable. Este domingo por la mañana, el Autódromo Oscar y Juan Gálvez cambió los motores por zapatillas: más de cinco mil corredores —entre amateurs y profesionales— largaron a toda velocidad en los 15K que convirtieron al templo del automovilismo en una pista para amantes del running. La jornada, que comenzó a las 8 bajo un cielo despejado y fresco, quedó marcada por la emoción de pisar una pista histórica y recorrer las avenidas del sur de la ciudad con un espíritu deportivo inigualable.

“Promovemos al sur de la Ciudad como polo de grandes eventos dentro de un ambicioso plan de desarrollo urbano, para que siga creciendo”, afirmó Jorge Macri, Jefe de Gobierno porteño, al destacar la importancia de esta competencia no solo como evento deportivo, sino como parte de una estrategia más amplia de transformación territorial.

El evento tuvo todos los condimentos que un corredor sueña: buena organización, clima ideal y un circuito tan singular como desafiante.

  • La largada fue dentro del mítico autódromo, donde normalmente rugen los autos del Turismo Carretera y el Súper TC2000, pero que esta vez vibró con los pasos de miles de corredores.

  • El trazado se extendió por avenidas emblemáticas como la 27 de Febrero y Roca, abrazando al predio con un recorrido que permitió mantener el ritmo y disfrutar de paisajes urbanos del sur porteño.

  • A las 8 en punto se dio el pistoletazo de salida, con una marea naranja —el color de las remeras oficiales— que pintó el asfalto y se llevó todas las miradas.

En la categoría femenina, Chiara Milena Mainetti se consagró ganadora con un tiempo de 50 minutos y 47 segundos, demostrando su gran estado físico y dominio del circuito. Entre los hombres, Ignacio Erario se impuso con autoridad, cruzando la meta en 44:48, un registro que sorprendió incluso a los organizadores por su precisión y consistencia.

“Esta competencia completa la Triple Corona de la Ciudad con los 21K y 42K de Buenos Aires, a realizarse a fines de agosto y septiembre”, explicó Fabián “Chino” Turnes, secretario de Deportes, en diálogo con la prensa, subrayando que el evento no fue un hecho aislado, sino parte de un calendario que posiciona a Buenos Aires como capital del running en la región.

La logística fue impecable: hidratación cada 5 kilómetros, asistencia médica y musicalización en puntos clave. También hubo espacios para la recuperación post-carrera, food trucks y stands de marcas deportivas. Familias, amigos y curiosos poblaron las gradas del autódromo, generando un clima festivo que pocas veces se ve en una competencia atlética.

Además, el evento cumplió con un objetivo más ambicioso: visibilizar el sur de la Ciudad, en especial Villa Lugano, como un lugar donde también se puede hacer deporte de alto nivel, en línea con la intención del Gobierno porteño de equilibrar el desarrollo urbano y descentralizar las grandes actividades.

Mientras me alejaba del autódromo, con las piernas cansadas pero el corazón encendido, no pude evitar pensar que correr allí fue como formar parte de una historia que se escribe a toda velocidad. Porque esta vez, los motores fuimos nosotros.