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Una oposición colaborativa garantizaría el avance de la ley de Bases, pero no completa

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Por José Ángel Di Mauro. “Están los números”, reveló el presidente de la Nación este jueves en una entrevista, cuando le preguntaron sobre las chances de ser aprobado que tiene el ambicioso proyecto de ley ómnibus que por estos días absorbe toda la atención. Llamó la atención de propios y extraños semejante certeza, aunque en el propio Parlamento tienen claro que esa es una expresión que debe sumarse a la lógica de pedir que la ley salga antes de fin de mes, o acotar el período extraordinario al mes de enero. Ninguna de las dos cosas sucederá.

Ni el proyecto de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos será ley antes de fin de mes, porque en el mejor de los casos que se apruebe el 25 de enero como se pide en Diputados, no tiene tiempo material para salir del Senado en menos de una semana. Ni las extraordinarias concluirán el 31, por la misma razón.

Se entiende igual la lógica del Gobierno. Cuando dice que no va a negociar, busca mantenerse impoluto ante su electorado fiel. La oposición lo sabe y lo deja pasar, al menos aquellos que justamente están listos para negociar, pero se preguntan si del otro lado hay disposición real a atender sus planteos.

Porque la oposición colaborativa -por así llamarla- se sigue preguntando con quién entablar finalmente las negociaciones para llegar al recinto con decisiones tomadas. El diálogo existe, pero se limita al presidente de la Cámara baja, Martín Menem, a quien ven muy dispuesto a conversar, atento a los planteos que le hacen, pero hasta el momento sin dar la certeza de tener el poder decisorio respecto de lo que vendrá. Es el único nexo con el Gobierno y alguien de aquella oposición que se autopercibe en la función de ser “dadora de gobernabilidad” sugirió que el riojano debería ser “empoderado” desde la Rosada, para permitir tanto su fortalecimiento político, como sus posibilidades de éxito en la gestión.

Resaltan desde la oposición la buena relación que permite tener el hijo de Eduardo Menem. Reconocen que han hecho concesiones, como con el número de comisiones para tratar la mega ley: deberían haber sido 25, dicen, y le aceptaron al oficialismo que fueran solo 3. También con trabajar normalmente en enero, pero no a habilitar la presencia de funcionarios por zoom. “Si quieren que salga rápido, que vengan los autores del texto”, dicen que les dijeron. Después, se pidió por la participación de todos los sectores, algo que finalmente el oficialismo concedió y tendrá lugar por lo menos este lunes.

Mientras tanto, en esa oposición dispuesta a apoyar la ley ómnibus -mas no todo el texto- aguardan expectantes la conformación de una “mesa política” para que allí se pueda avanzar a partir de los próximos días con la redacción de lo que debería terminar siendo el dictamen que lleven al recinto… ¿el 25 de enero? “Mmm, no creo que lleguemos a esa fecha”, se sinceró el jefe de una importante bancada ante este medio.

No podrá quejarse el oficialismo de haber encontrado una oposición cerrada. Pese a tener en el Congreso la minoría más marcada para un oficialismo desde que se tenga memoria, La Libertad Avanza cuenta con bloques numerosos dispuestos por diversas razones a garantizarles las herramientas necesarias para poder gobernar. Saben que un traspié en el Congreso sería algo de lo que tal vez no pudieran después recuperarse y no están dispuestos a cargar con semejante culpa. “Pero tienen que dejar que los ayudemos”, señaló a parlamentario.com el presidente de una de las bancadas que junto a otras afines y el oficialismo, claro está, deberán sumar las voluntades necesarias para abrir la sesión el 25 de enero o el día que sea, con la certeza de que estará la mayoría necesaria para aprobar en general el megaproyecto.

“Estamos en el mismo lugar desde el minuto cero” de esta gestión, resalta el jefe del bloque radical cuando se le pregunta sobre su postura tanto con la ley de Bases, como con el mega DNU. La postura de ese sector guarda puntos de coincidencias con otros de esos bloques en los que LLA debería sostenerse para hacer pie en el Parlamento. La mayoría tienen un pasado reciente afín, dentro de Juntos por el Cambio, aunque también hay sectores ajenos, como los cordobeses schiarettistas, o los socialistas santafesinos, hoy habitantes de Hacemos Coalición Federal, un bloque que desde su nombre buscó dejar claro la procedencia de todos sus integrantes. Pero es tan largo que muchos prefieren llamarlos “los pichettistas”, en referencia a su titular, sin que necesariamente esa caracterización hable de una afinidad completa hacia el excandidato a vicepresidente.

Todos esos sectores tienen diálogo individual entre sí; esto es, hasta ahora no se han reunido de manera orgánica, tal vez para evitar remedar los encuentros para la foto que solían hacer cuando existía JxC, que a la distancia se perciben estériles. En esos contactos particulares encuentran coincidencias: quieren darle la ley al Gobierno, pero no completa. “Hay cosas inaceptables”, deja claro un jefe opositor en el diálogo con parlamentario.com. El primer ejemplo que surge es lo que denomina “exceso delegativo”.

Las cuestiones previsionales son también otro límite; no quieren dejar de lado una fórmula para calcular los haberes de los jubilados, por más que considere “mala” a la existente. No pueden evitar tampoco mezclar en el diálogo al DNU. “Hay un porcentaje altísimo de coincidencias allí, algunas cosa que no, y sí hay muchos reparos al procedimiento”, dicen.

Desde el bloque radical coinciden con aquella apreciación y van más allá al recordar que también han dado alternativas al Gobierno para manejarse en este tema, como una ley “espejo”, o fragmentar el DNU en varias leyes. No se descarta tampoco avanzar en la bicameral con una “aceptación parcial”. Eso es algo inédito: nunca sucedió, pero hay muchos constitucionalistas que lo consideran posible. Que la propia Comisión de Trámite Legislativo apruebe un dictamen con aprobaciones parciales, y se lleve eso al recinto. No hay instancia judicial que ponga en duda la capacidad del Parlamento. “El que puede lo más, puede lo menos”, señaló un legislador amparándose en su condición de profesor de Derecho Constitucional.

No descartan tampoco que ese tratamiento se le dé al DNU en el debate de la ley de Bases. El artículo 654 trae a colación el megadecreto: “Ratificase el Decreto de Necesidad y Urgencia N° 70/23”, dice tan solo. Desde la oposición “colaborativa” observan que esa referencia bien puede ser aprovechada para abrir el DNU, transformar ese artículo en un anexo donde se habilite lo que consideren viable y excluir lo que no.

“Les damos múltiples opciones con el DNU”, resumió una fuente legislativa ante este medio.

Pero volvamos a los reparos. La delegación legislativa no la aceptan, pero sí alguna emergencia. No las once que propone el proyecto oficial, ni tampoco por dos años, con opción a otros dos. Un año sí, con aval del Congreso. En su diálogo con parlamentario.com, un diputado recordó que “a ningún gobierno se le niega una emergencia, un blanqueo y una moratoria”.

¿Eso implica luz verde para el blanqueo que también propone la ley ómnibus? Con reparos que ya se expresaron este jueves por la noche durante la exposición del secretario de Finanzas, Pablo Quirno. Algunos diputados del mismísimo Pro hicieron referencias puntuales a cosas que había que evitar de lo que ellos mismos hicieron con su propio blanqueo al ser gobierno.

La reforma política debería quedar para el período ordinario. Se confían en ese sentido porque el ministro del Interior dio a entender que tienen asumido que así sucederá. Hay cosas que para la oposición “cambian el juego democrático”, por eso no aceptan su tratamiento ahora. Ni siquiera la eliminación de las PASO; todo el capítulo referido a esa materia debería quedar afuera del tratamiento de las Bases y Puntos de Partida…

¿La privatización de empresas públicas? No en un anexo, a sola firma del presidente. Hay un masivo consenso en buena parte de la oposición “colaborativa” respecto de dejar fuera de esa posibilidad a YPF y el Banco Nación, pero el resto es discutible, admiten.

Con retenciones hay muchos reparos, pero un radical consultado confió a este medio que “no tenemos resuelta una contrapropuesta. Está en discusión”.

Durante este debate se generalizó el concepto de la “semaforización” de la ley ómnibus. Aquellas cosas que generan un rechazo absoluto están en rojo, otras conversables en amarillo, y muchas, muchas, que tienen el color verde para su aprobación sin dudar. Por ejemplo, toda la política regulatoria. La idea para los próximos días es ir “armonizando el semáforo” entre todos esos sectores, para llevarle al oficialismo una propuesta común.

Con humor, desde la oposición ven que el oficialismo va cediendo en el camino en algunas cosas, pero siempre cuidándose de evitar que aparezcan como concesiones a la oposición. “Las filtran primero a los medios y después dicen que las eliminan por su cuenta para evitar confusiones”, observa un legislador que recuerda que el primer pedido que hicieron fue “saquen las pavadas”, y pone como ejemplo el artículo referido a reuniones de 3 o más personas, que la propia Patricia Bullrich anunció que eliminaban al presentarse el miércoles ante el plenario.

En la oposición no descartan ir al recinto con un dictamen propio. Como sea, deberán hacerlo con la mayoría de las cosas resueltas. Si así sucede, son optimistas respecto de que la norma pueda avanzar en Diputados. Pero una integrante de Hacemos Coalición Federal fue muy cruda al expresar sus temores: “No sé si hay disposición oficial a negociar, o una intención deliberada a que sea todo o nada, para ponernos después a la gente en contra”. Un importante miembro del radicalismo tampoco descartó ese temor. © El Parlamentario

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