Entre árboles y senderos, la historia late viva en el espacio verde que honra a Juan Facundo Quiroga y rinde tributo al prócer colombiano Francisco de Paula Santander. Desde Palermoweb, recorremos este rincón donde se cruzan el arte, la política y la hermandad latinoamericana.
En pleno Buenos Aires, hay un espacio verde que guarda más que sombra y pasto: es un fragmento vivo de la historia. La plaza Juan Facundo Quiroga, además de recordar al caudillo riojano, alberga un monumento que estrecha lazos entre Argentina y Colombia. Se trata de la escultura de Francisco de Paula Santander, donada en 1941 por el gobierno colombiano como gesto recíproco por la estatua del General San Martín enviada a Bogotá.
“Son lugares como este los que nos recuerdan que la historia no vive sólo en los libros, sino también en nuestros parques y plazas. Aquí se cruzan luchas, gestos diplomáticos y memoria regional”, me cuenta Carlos M. Gómez, historiador porteño que lleva años investigando el legado simbólico de estos espacios públicos.
Ubicada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la plaza Juan Facundo Quiroga rinde homenaje al líder federal que marcó con fuerza el siglo XIX argentino. Nacido en 1788, Facundo Quiroga fue un militar y político clave del interior del país. En 1823, derrocó a Nicolás Dávila para asumir como gobernador de La Rioja, provincia de la cual se convertiría en máximo caudillo. Fue protagonista de combates decisivos como La Tala y Ciudadela, donde consolidó su liderazgo frente a los unitarios.
Pero esta plaza, que lleva su nombre, tiene también una dimensión internacional. En su centro se yergue el monumento a Francisco de Paula Santander, prócer de Colombia, considerado uno de los fundadores del país y primer presidente constitucional. Esta escultura fue donada por el gobierno colombiano el 4 de octubre de 1941, como parte de un acto diplomático de reciprocidad tras el obsequio argentino de una estatua del General San Martín a la ciudad de Bogotá.
La obra es del escultor alemán Martin Peltzing, y representa a Santander con porte erguido, mirada firme y gesto de liderazgo. La escultura no solo simboliza al militar, sino que encarna la hermandad entre dos naciones que forjaron sus repúblicas al calor de las guerras de independencia.
Desde Palermoweb recorrimos la plaza y observamos:
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Senderos rodeados de árboles añejos que dan respiro y sombra.
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Bancos y rincones de lectura donde la historia se respira sin apuro.
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Placas conmemorativas que relatan la vida de Quiroga y el gesto diplomático con Colombia.
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Espacios cuidados que invitan a disfrutar del aire libre en familia.
Este lugar es también un aula al aire libre. No son pocos los docentes y guías que lo eligen como punto de encuentro para contar a los más jóvenes quién fue el “Tigre de los Llanos” y qué significó Francisco de Paula Santander para Sudamérica.
Las estatuas y plazas no son sólo estructuras de cemento. Son mensajes anclados en la ciudad. Esta plaza, en particular, nos habla de identidad federal, de luchas por la autonomía, y de un continente que, aunque diverso, comparte raíces y gestos de unidad.
Caminar por esta plaza me recuerda que los grandes nombres del pasado no están tan lejos como creemos. Basta con detenernos frente a un monumento y dejar que la historia nos hable. Desde Palermoweb, te invito a pasar, mirar y sentir que en cada rincón de nuestra ciudad hay un eco del pasado esperando ser escuchado.