
Las Tiny Houses ganan terreno como alternativa para quienes buscan simplificar su vida, reducir el consumo y vivir con mayor conexión con el entorno. Son viviendas pequeñas diseñadas para aprovechar al máximo cada metro y cada recurso.
La arquitecta Analía Díaz explicó que elegir una Tiny House es más una filosofía que una tendencia: obliga a definir qué es realmente necesario. Nacido en los años 70 en Estados Unidos, el movimiento resurge hoy por motivos ambientales, económicos y prácticos.
No deben confundirse con casas prefabricadas o contenedores. Las Tiny Houses pueden construirse con distintas tecnologías, pero comparten un concepto: espacios eficientes, flexibles y de bajo impacto. Su costo depende de materiales, diseño y terminaciones.
Su uso es diverso: vivienda principal, casa de fin de semana, módulo adicional o inversión. Gracias al diseño a medida, pueden incluir baño completo, cocina y sistemas de climatización, optimizando cada centímetro disponible.
Algunas pueden montarse sobre tráilers y otras quedan fijas, incorporando energía solar, eólica o sistemas de agua. Surgen además las Micro Tiny, espacios de 10 a 15 m² pensados como refugios o anexos. Para muchos, incluso, son el punto de partida para comenzar a construir su hogar definitivo.

