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Rebrote en Argentina: las razones que explican el aumento de casos de COVID-19

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El Ministerio de Salud de la Nación informó que durante las últimas 24 horas se registraron 145 nuevas muertes y 11.765 nuevos casos positivos de COVID-19. Con estos datos el total de infectados asciende a 1.613.928 y las víctimas fatales suman 43.163.

La cifra informada fue el número de contagios más alto desde el 13 de noviembre. La llegada de la temporada de calor y los eventos masivos donde las medidas de prevención como la distancia social y el uso correcto del tapabocas no se respetaron formaron un especie de combo explosivo que impacto directamente en los casos de COVID-19.

Argentina lleva en concreto diez meses con el virus circulando en mayor o menor medida, pero al igual que sucedió en Europa tras la llegada de las temperaturas altas, la relajación de la población con las medidas para prevenir el contagio se empezó a notar.

¿Estamos ante el tan temido rebrote? Para Ángela Gentile, médica infectóloga, pediatra y epidemióloga, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Argentina está sin dudas ante un rebrote: “El aumento de casos es muy franco. La curva descendente no llegó al nivel que esperábamos. La conducta de la comunidad que se empezó a ver en diciembre no ayudo a la causa así que sin duda estamos ante un rebrote”.

En este sentido, Gabriela Piovano, médica infectóloga del Hospital Muñiz, aún no terminó la primera parte de la enfermedad en la Argentina: “Los números que estaban bajando, las terapias intensivas que se iban desagotando hace poco empezaron a ser nuevamente ocupadas. Probablemente lo podríamos definir como un rebrote si todo sigue en esta misma línea”.

Para la médica especialista en medicina interna e infectología, María Fernanda Rombini (MN 97087), hay un claro incremento preocupante de los casos: “Si bien nunca alcanzamos la cifra 0 de contagios teníamos una meseta de casos en descenso. En los últimos días se relajaron francamente las normas. Entre las marchas, fiestas clandestinas, viajes de fin de semana, entre otras. Estamos alcanzando rápidamente las cifras más altas que habíamos observado desde hace mese. Es momento de actuar con la mayor rigurosidad la normas y proteger a nuestros mayores”.

Identificar casos y rastrear contactos estrechos sigue siendo la principal estrategia que, de acuerdo a Gentile, para transitar en buenas condiciones este rebrote. “Hay que seguir trabajando fuertemente en cada jurisdicción. A pesar de haber comenzado con la vacunación estamos muy lejos de tener un número de vacunados que pueda revertir esta situación”, enfatizó.

Para Piovano, si sigue la tendencia de aumentos de casos no sería descabellado pensar en volver atrás con las flexibilizaciones: “Obviamente pensamos que si esta situación persiste que si las terapias intensivas se vuelven a llenar y la cantidad de casos no disminuye tengamos que volver atrás para no comprometer al sistema de salud”.

La vacunación en Argentina, el comienzo de un largo camino

En todo el país, y de manera simultánea, el martes comenzó el operativo para vacunar a una parte de la población argentina (el personal sanitario) contra el coronavirus con la primera dosis de las 300 mil vacunas de Sputnik V. Sin embargo el número de vacunados sería muy bajo para considerar una inmunidad colectiva inmediata.

En cuanto a los acuerdos de la Argentina con Rusia, el ministro de Salud Ginés González García adelantó que en enero el país recibirá 5 millones de dosis más. Y que en febrero sumarán 14 millones de dosis de Sputnik V, con opción de compra de 5 millones más si hace falta reforzar el lote de vacunas. Todo ello totalizará 19,3 millones de vacunas a febrero, con opción de que alcancen las 24,3 millones de dosis para inmunizar totalmente a 12,1 millones de argentinos.

Lo cierto es que el porcentaje de personas que deben tener anticuerpos para conseguir la inmunidad colectiva contra una enfermedad dada varía en cada caso. Por ejemplo, para lograr la inmunidad colectiva contra el sarampión es necesario vacunar aproximadamente al 95% de una población. El otro 5% estará protegido porque el sarampión no se propagará entre las personas vacunadas. En el caso de la poliomielitis, el umbral es aproximadamente del 80%. En el caso del nuevo coronavirus la inmunidad necesaria sería del 60%.

Lo cierto es que todo parece indicar que el distanciamiento social, el uso del tapabocas y la higiene de manos se quedarán por un largo tiempo entre la población, ya que, a pesar de que la vacuna se apruebe en un corto plazo, la distribución de las candidatas llevará un tiempo largo.