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Vuelven las “brujas” del subte para celebrar el 9 de Julio

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Cuando el calendario marca el 9 de julio, los argentinos se conectan con sus raíces. Y este año, además de las celebraciones patrias, Subterráneos de Buenos Aires S.E. vuelve a poner en marcha una experiencia única: un viaje en los históricos coches La Brugeoise, los entrañables trenes de madera que durante casi un siglo circularon por la Línea A, en un recorrido nocturno que combina memoria, cultura y emoción.

Recorrer los túneles de la ciudad en coches centenarios es como abrir un libro de historia en movimiento.

Los ruidos, los olores y la estética de época nos transportan a un Buenos Aires que ya no está, pero que sigue vivo en la memoria colectiva, explica la guía de turismo que será parte de esta edición especial organizada por SBASE.

Será la noche del martes 8 de julio, comenzando a las 23.45, y culminará entrada la madrugada del Día de la Independencia.

Este año, el paseo histórico en los coches La Brugeoise tendrá tres salidas entre las estaciones Perú y Acoyte, con una duración estimada de 40 minutos cada una.

El primero saldrá a las 00:00 horas del 9 de julio —justo después del cierre del servicio habitual— y será el punto de partida para una noche mágica cargada de recuerdos, sonidos y anécdotas.

El evento incluirá ambientación de época, música en vivo, relatos históricos y diversas sorpresas en la estación Perú, punto de encuentro donde comenzará el viaje en el tiempo.

Allí, una guía especializada relatará la historia de estos emblemáticos coches —popularmente conocidos como “las brujas”— y repasará los orígenes del subte porteño, el primero en Latinoamérica.

La convocatoria para participar del paseo ya está abierta. Quienes deseen vivir esta experiencia deberán completar un formulario disponible en la cuenta de Instagram oficial de @BAsubte antes del viernes 4 de julio a las 12. Los ganadores del sorteo serán notificados por correo electrónico.

Los coches La Brugeoise fueron construidos en Bélgica entre 1911 y 1919, y comenzaron a circular en 1913, cuando se inauguró la Línea A, uniendo Plaza de Mayo con Plaza Miserere.

Durante casi cien años, estos vagones de madera y herrajes originales llevaron millones de pasajeros por el corazón de la ciudad.

En 2013, al cumplirse un siglo del subte porteño, fueron retirados del servicio comercial para dar paso a formaciones más modernas.

Sin embargo, el afecto popular nunca los dejó partir del todo. Por eso, desde 2017, SBASE organiza este tipo de eventos como forma de mantener viva la memoria del transporte y ofrecer una experiencia cultural diferente en fechas significativas.

“Esta iniciativa no solo honra el pasado del subte, sino que también fortalece el vínculo emocional de los porteños con su historia urbana.

Es un orgullo volver a ver a las brujas rodar por los túneles”, comenta Juan Pablo Piccardo, expresidente de SBASE y uno de los impulsores de estas recorridas.

La actividad ha sido pensada para públicos de todas las edades. Mientras los adultos rememoran viajes escolares, idas al centro o recorridos cotidianos, los más chicos descubren con asombro un tren distinto, de madera crujiente y faroles tenues, muy distinto al subte veloz y moderno de hoy.

Según cifras de SBASE, en cada edición participan más de 3.000 personas, y la demanda supera ampliamente la capacidad del evento.

Esto demuestra el enorme interés que genera el patrimonio ferroviario en la ciudadanía, y el potencial que tienen estas iniciativas para educar y emocionar al mismo tiempo.

Durante los paseos, se relatan anécdotas vinculadas a la historia del subte, como los cambios en la traza, la evolución de las tarifas, o las curiosidades sobre cómo se modificaron los vagones para adaptarlos al tránsito diario sin perder su esencia. Cada detalle contribuye a construir una atmósfera de época que emociona y cautiva.

Además, la estación Perú, punto de partida del recorrido, se viste especialmente para la ocasión: banderas, objetos de colección, personal caracterizado y músicos que interpretan piezas del repertorio nacional contribuyen a crear una experiencia inmersiva única, en la que el pasado y el presente conviven armónicamente.

En un país donde el transporte público es mucho más que una cuestión de movilidad, el subte de Buenos Aires ha sido, desde siempre, un reflejo de la vida urbana.

Sus estaciones art déco, sus murales, sus sonidos inconfundibles, forman parte del paisaje emocional de varias generaciones.

Por eso, iniciativas como esta no solo celebran un aniversario más de la independencia argentina, sino que también ponen en valor elementos simbólicos del patrimonio cultural porteño.

Porque el subte no es solo una red de túneles: es también un reservorio de memoria y un vehículo para el reencuentro con nuestras raíces.

“Participar de este paseo fue como revivir mi infancia. Recordé cuando iba con mi abuelo al centro, siempre en la Brugeoise.

Escuchar nuevamente ese sonido al frenar fue una caricia al alma”, contó emocionada una vecina del barrio de Caballito al finalizar una edición anterior del recorrido.